Educación

Hay que luchar para que no sea el establishment quien determine lo que deben pensar los educandos

Hay que luchar para que no sea el establishment quien determine lo que deben pensar los educandos

“El diálogo comienza en la búsqueda del contenido programático de la educación”

Paulo Freire

La educación en frases de Paulo Freire

En una opinión lamentable que nos retrotrae a los momentos más tristes de nuestra historia, la Ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña, sostuvo que los docentes realizan militancia política en las escuelas y que los padres de los educandos deben denunciarlos para erradicar esa práctica.

Dijo, también, que los docentes deben “enseñar a pensar y no decirles a los chicos y chicas qué tienen que pensar”. Más allá del disparate que significa pretender pensar sin objeto, la Ministra debería saber que los contenidos programáticos de la educación son seleccionados y elaborados por alguien, no son fruto del azar. Y ¿quiénes seleccionan y elaboran esos contenidos? Un conjunto de expertos que en su mayoría nunca pisaron un aula, bajo la presión de los lobbies del círculo rojo. Libros de texto y manuales que he analizado infinidad de veces, con contenidos esterilizados, descontextualizados y que no desafían en lo más mínimo a los educandos. Sra Ministra estos son quienes determinan lo que tienen que pensar los chicos y las chicas, no los docentes.

El pedagogo crítico norteamericano Michael Apple tiene una obra que se titula: “El conocimiento oficial. La educación democrática en una era conservadora” (1996). Y ¿qué es el conocimiento oficial?, es el que, determinado por el establishment, deben dictar los educadores y educadoras y pensar y estudiar los educandos de las escuelas del sistema educativo.

La Ministra confunde la militancia política con la militancia partidaria, Se nota que no conoce sus diferencias. La primera tiene sus raíces en nuestro compromiso político con la comunidad y el mundo en el que vivimos y soñamos. Es un compromiso que va más allá de los partidos políticos. En todos los planes de estudio y currículos se menciona el objetivo de formar ciudadanía crítica, pero, ¿cómo lograrlo sin tematizar los principales problemas que nos aquejan?, ¿es posible pensar en ciudadanos críticos y, a la vez, analfabetos políticos? Dejemos de lado la hipocresía, ¿cómo no hablar en las aulas de los gobiernos de las derecha neoliberal que tanto daño le hicieron y le siguen haciendo a la Argentina y a su pueblo? ¿Cómo confundir con adoctrinamiento la discusión y debate de los problemas sociales y políticos que nos aquejan? ¿Cómo denominar adoctrinamiento a la noble actitud de una docencia que invita y ayuda a sus alumnos a intentar comprender los problemas que afectan su vida y la de tantos argentinos y argentinas?

Es sabido que el sistema educativo nació, se desarrolló y sigue estando bajo el control de de los sectores dominantes en la sociedad. Esto quiere decir que es el establishment y sus lobbies quienes establecen cuáles van a ser los contenidos programáticos de la educación y, por lo tanto, qué van a estudiar los educandos en las escuelas. Cuando la Ministra cuestiona a los educadores y educadoras porque direccionan a los educandos hacia determinado objeto de pensamiento, oculta una realidad que no puede ser ocultada: los que primero lo hacen son quienes manejan el sistema educativo, con su gabinete de expertos y bajo la presión de los lobbies de los sectores dominantes. Son ellos quienes determinan y establecen los contenidos programáticos de la educación. Justamente esta es una de las críticas más importantes que, junto a Paulo Freire y los pedagogos críticos del mundo, le hacemos a la educación: el carácter antidemocrático de la selección y elaboración de los contenidos programáticos de la educación, que bajan en forma vertical a las escuelas, sin la menor consulta a la comunidad educativa y a la ciudadanía.

Invitar a la crítica y al debate en las aulas no es hacer militancia partidaria, sino ejercer plenamente nuestra ciudadanía. Tanto como docentes cuanto como alumnos, todos tenemos el deber y el derecho de pelear por una sociedad y un mundo mejor y, no sólo en la vida de todos los días, sino también en las instituciones y en las aulas.

En mis casi cuarenta años de docencia siempre hice militancia política en las aulas, no partidaria, por supuesto, pero sí profundamente política, por una sencilla razón, la educación es una práctica política. En tanto profesor del área de humanidades, cómo no hablar y proponer el debate sobre la pobreza estructural, la desigualdad social, la desocupación, la falta de vivienda, la manipulación mediática, el trabajo informal, los golpes de Estado en nuestro y país la región de América latina y la geopolítica injerencista de Washington.

Es difícil aceptar que con un gobierno de sesgo nacional y popular tengamos que estar peleando contra posiciones tan retrogradas y fascistas, propias de la historia negra de nuestro país, que coartan nuestra libertad y autonomía para pensar y debatir en las instituciones educativas sobre los principales problemas políticos que nos aquejan. Debemos luchar para que la escuela, que es pública, además, se convierta en popular, para que en ella también aprendamos a ser verdaderos ciudadanos, comprometidos con la patria y su pueblo.

Es indignante e intolerable que personeros de la oligarquía, con cargos que no son capaces de honrar, sin competencia para ejercer la misión que le compete, mostrando una ignorancia política notable e incitando a la delación de los docentes que ejercen noblemente su profesión, tengan el tupé de intentar impedir que hablemos y debatamos en las escuelas, que son del pueblo, desde la perspectiva de la acción más noble que podamos imaginar y que nos define como seres humanos: la política.

El ciudadano politizado

26/11/2020

José Luis Lens

Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Actualmente, Profesor Titular de la Cátedra de Educación Popular en la FCH-UNCPBA y Profesor Adjunto de Ciencias Políticas en la UBA-CBC.

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