Sin iniciativa popular es imposible una verdadera democracia
Sin iniciativa popular es imposible una verdadera democracia
En las democracias liberales, denominadas representativas, ya que la democracia directa no existe en ninguna parte, los políticos, hoy por hoy, en general (porque existen honrosas excepciones), no representen los intereses populares, sino los de las corporaciones y los banqueros. Esto es una consecuencia lógica de un nefasto hecho que está «naturalizado»: la ciudadanía no delibera ni gobierna, sino a través de sus representantes, como se señala en las constituciones liberales. De esta forma, el pueblo queda despojado de toda iniciativa social y política, queda despolitizado, enajenado de su poder y soberanía. En estas condiciones, las democracias representativas, liberales, se convierten en una burda maqueta de lo que debería ser una verdadera democracia, en la que son los pueblos los que deciden sus destinos y no el establishment de las corporaciones, banqueros y sistema financiero internacional.