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Política basura y analfabetismo político

Política basura y analfabetismo político

Política Basura - Home | Facebook

Vamos a mostrar que el analfabetismo político de una parte importante de la ciudadanía[1] es la condición de posibilidad de la política basura. Pero. ¿qué es la política basura?

La política es una acción virtuosa porque de ella depende la posibilidad de organizar nuestra vida en comunidades convivientes. Por eso, es una acción trascendental para la vida humana. Tanto es así que está capacidad para organizarnos en comunidades es una características distintiva de los seres humanos. Así nos definió Aristóteles, como animales políticos (zoon politikón). Pero claro, la política también puede terminar en una práctica degradada y degradante, se puede convertir en basura cuando lo que interesa exclusivamente es el poder de gobernar para imponer valores e intereses que son parciales, porque son los de élites cuyo objetivo es ejercer su dominio con fines egoístas. La política se convierte en basura cuando el objetivo exclusivo es dominar, obviamente, siempre con fines inconfesables. El objetivo es imponer la voluntad de unos pocos que tienen mucho, a unos muchos que tienen poco. Cuando esto sucede, y son las oligarquías quienes más lo practican, la política se convierte en basura. La política basura es, por supuesto, un instrumento de dominación. Estas son sus características:

  • Lo que les interesa en forma exclusiva a quienes la practican es conquistar el poder de gobierno. El fin justifica los medios.
  • Esto lleva a que las campañas electorales tengan como botín de guerra a la ciudadanía, cuyo consenso y voto es lo que posibilita el éxito. Esto es lo único que verdaderamente les interesa a los que practican la política basura.
  • Anteponen la conquista del consenso y el voto de la ciudadanía a toda otra finalidad. Sus ansias de dominación no se detienen ante la necesidad del bien común y la defensa de la vida en una pandemia.
  • Sus acciones políticas se rigen exclusivamente por los datos de las encuestas y los resultados de los focus group[2]. Ellos le indicaron a Horacio Rodríguez Larreta que debía desobedecer el DNU del gobierno y posicionarse en defensa de la educación. De una educación que jamás le importó un bledo, ya que año a año fue rebajando su presupuesto, y no sólo eso, sino que lo sub ejecutó sistemáticamente, no construyó una sola escuela, por lo que tiene un déficit de veinticinco mil vacantes todos los años y suspendió el programa de entrega de notebooks a los alumnos. Al parecer no es la educación lo que lo desvela[3].

En la política basura el poder de gobierno no se busca para transformar la realidad, se lo requiere por todos los beneficios que la aporta a los dominadores, pero para consolidar su poder y permitirles realizar lo que realmente desean y saben hacer, consolidar sus valores e intereses, hacer sus negocios y entregarse a las fuerzas del mercado y al proyecto geopolítico de Washington.

La política basura busca el poder para dominar y mantener el status quo. Mientras que en la verdadera política al poder se lo quiere para transformar la realidad. No hay manera de hacer política sin poder, pero el poder se puede entender y ejercer de diferentes formas, se lo puede usar para dominar o se lo puede utilizar para transformar la realidad.

La principal herramienta de la política basura es la manipulación y el engaño, pero la buena política no puede usar esas herramientas. No obstante, la democracia liberal, por sus características, impone unas reglas de juego que promueven, de alguna manera, un juego partidario que degrada a la democracia entendida como el poder del pueblo. La disputa por el consenso y el voto popular, no hay duda de que promueve la manipulación de la ciudadanía. Y esto tiene efectos sobre todos los partidos y alianzas que confrontan en la democracia liberal. Sin embargo, las diferencias entre el accionar del bloque de poder[4] de la oligarquía y los partidos y alianzas que representan los valores e intereses de los sectores populares, en notoria[5].

La política basura, como señalamos, basada en el marketing electoralista y cuyo único y exclusivo objetivo es ganar elecciones, es hija del analfabetismo político. El daño que la política basura les causa a los pueblos y al mundo, es incalculable. No dejen de reflexionar sobre este hecho.

En la pandemia la política basura queda al desnudo, porque las prioridades ya no pueden disfrazarse. La preservación de la vida como prioridad uno no puede ocultarse. Sin embargo, los dirigentes políticos basura, basados en los datos de sus tendenciosas encuestas y focus group inician sus campañas políticas basura para conseguir consensos y votos en las elecciones que se avecinan. Sus valores basura ponen por delante de la vida y del bien común sus miserables intereses egoístas. Dicen, por ejemplo, como lo hizo el Jefe de gobierno porteño, barbaridades como la siguiente: “La educación de los chicos es una cuestión de vida o muerte”. Todo por un puñado de votos. Es cierto, es una cuestión de vida o muerte para la oligarquía de la que él forma parte. Da asco!!

Es increíble, pero pretenden concientizar a la ciudadanía de que la educación es más importante que la vida. Con un gran sentido común, los romanos decían “primum vivere deinde philosophari” (primero vivir y después filosofar)). En la famosa pirámide de Maslow[6], que los docentes venimos usando para educar, está claro que la vida, dentro de las necesidades fisiológicas, es la prioridad uno, luego vienen las necesidades de seguridad, y después las sociales.

La política basura es, en gran medida, consecuencia de la ignorancia política de la población, de su analfabetismo político Si disminuyera el analfabetismo político de la ciudadanía las posibilidades de la política basura también lo harían drásticamente.

La política basura no es nueva, es tan vieja como las oligarquías. Y no hay duda de degrada a la política, que es una acción vital para la organización de la vida humana.

Decimos política basura porque hay otra política que no es basura. Aquí la ciudadanía tiene un peso enorme, porque las encuestas trabajan, justamente, sobre lo que la ciudadanía aprueba y desaprueba y, a su vez, la ciudadanía aprueba y desaprueba en el marco de una tremenda manipulación, que es posible por la concentración de los medios de comunicación masivos en manos de la oligarquía.

Fijémonos cómo se gesta la política basura:

  • Se requiere de una población en la que una parte importante de su ciudadanía posea un bajo nivel de alfabetización política[7],
  • Sobre esa base, que todo el tiempo la oligarquía alimenta para que se mantenga en ese estado, los medios de comunicación concentrados tienen como objetivo la construcción de opinión pública manipulada y
  • Esa opinión pública manipulada es el caldo de cultivo de la política basura, es su materia prima.

Observemos como está todo relacionado. La concentración de los medios de comunicación es un motor generador de política basura. Y, en definitiva, la concentración de los medios de comunicación en manos de la oligarquía que, en tanto gobierno de unos pocos, es antidemocrática y autoritaria por naturaleza, crea todo este desaguisado de la democracia, que termina generando resultados desastrosos para la comunidad, para las personas, para los pueblos y para el mundo. Fijémonos como está todo vinculado, como está todo relacionado.

De esta reflexión hay algo que queda totalmente claro, la lucha contra la política basura requiere de la elevación del nivel de alfabetización política de la ciudadanía. Y una buena formación política se consigue con saberes sólidos, imprescindibles para leer en forma crítica el fenómeno político.

Uno de los primeros y fundamentales saberes que debemos adquirir es que la dinámica política hay que entenderla en el contexto de la contradicción principal oligarquía-pueblo y no en el marco de la disputa partidaria por el poder de gobierno. Sin embargo, una parte importante de la ciudadanía la entiende en el contexto de la disputa partidaria por el poder de gobierno, lo cual, como vamos a mostrar, es un error. Pero es un error promovido por el poder de manipulación de los medios de comunicación concentrados de la oligarquía.

Juntos por el cambio, ayer Cambiemos, es una alianza de partidos que responde claramente a los valores e intereses de la oligarquía, es más, forma parte del “bloque de poder de la oligarquía”. En realidad no son partidos políticos y no es una alianza política, sino la oligarquía camuflada como oferta electoral en una democracia, como la liberal, que lo permite. Además, como hemos señalado, la oligarquía es anti democrática y autoritaria por naturaleza. Tal como su etimología lo revela, oligarquía es el gobierno de unos pocos, lo que, aplicando el sentido común, nos permite inferir la exclusión del gobierno de los muchos, del pueblo, o sea de la democracia. Es muy difícil asociar la oligarquía a la democracia, porque realmente son incompatibles. No obstante, si comprendemos a la política, como lo necesita la oligarquía, en forma exclusiva en el contexto de la disputa partidaria por el poder de gobierno, entonces sí, se puede vender y comprar su compatibilidad. La oligarquía la vende a través de sus poderosos medios de comunicación hegemónicos y una parte importante de la ciudadanía, que es manipulada, la compra.

El negocio de la oligarquía cierra bien, porque logra ocultar la verdad de esta cuestión, que la política se juega en el contexto de la contradicción fundamental oligarquía-pueblo. La clave para el bloque de poder de la oligarquía está en que el pueblo piense y se conduzca en términos de falsas grietas y antinomias, como son las partidarias[8]. La ciudadanía no debe trascender esta esfera. No debe, de ninguna manera, posicionarse en la verdadera grieta, en la contradicción principal oligarquía-pueblo.

Las democracias liberales, que ya sabemos que más que democracias liberales, como decía Cornelius Castoriadis, son oligarquías liberales, son democracias que están bajo el mandato de las oligarquías, que son quienes tienen el poder real, por lo tanto son democracias restringidas. En tanto tales, fíjense, es fácil de comprobar, que lo que pesa en los procesos eleccionarios es la cantidad por sobre la calidad de los votos. El que tiene más votos gana y gobierna, y el que tiene menos votos pierde y no gobierna. Pero sólo cuenta la cantidad y no hay nada que nos garantice la calidad de los votos. Y por supuesto esto no tiene nada que ver con votos calificados, sino con cuánta formación crítica y política hay detrás de cada voto. ¿Con qué tiene que ver la calidad de los votos? Es obvio que con el nivel de conciencia política de los votantes. Pero, ¿podemos garantizar un buen nivel de alfabetización política de la ciudadanía en nuestro sistema socio-político? Es evidente que no. ¿Por qué no lo podemos garantizar? Es muy sencillo, por la concentración de los medios de comunicación y toda su caterva de falsos periodistas mercenarios que dominan en el espacio informativo. ¿Por qué? Porque ya de por sí la concentración de los medios implica una manipulación, en la que vemos desaparecer las voces críticas, se establece una situación de cerrojo informativo y la población es engañada y confundida todo el tiempo con las noticias falsas (fake news) del sicariato mediático. A esto le tenemos que sumar un sistema educativo que nunca formó, ni formará verdadera ciudadanía crítica y con conciencia política mientras siga vigente el mandato oligárquico sobre la democracia liberal.

En síntesis, la política no es una basura, la convierten en basura los partidos y alianzas que representan los valores e intereses de la oligarquía, como Juntos por el cambio en la coyuntura actual, porque su juego exclusivo es por el poder de dominio, para seguir realizando su saqueo sistemático y su entrega de la soberanía política y autodeterminación económica del país a la geopolítica de Washington.

Para finalizar, nos debe quedar claro que la derrota de la política basura requiere de la transición de una democracia delegativa, bajo el mandato oligárquico, a una democracia real, esto es, bajo el mandato del pueblo. Pero los pueblos empoderados requieren de la elevación del nivel de alfabetización política de la ciudadanía y aquí hay una responsabilidad personal de cada uno de nosotros, porque sabemos que, para esa tarea, no podemos contar con el sistema educativo y menos aun, por supuesto, con los medios de comunicación concentrados, cuyo objetivo es manipularnos todo el tiempo. No tenemos duda de que la lucha por otra sociedad y mundo posibles requiere de pueblos empoderados y, por lo tanto, con ciudadanos y ciudadanas que asuman su responsabilidad y compromiso políticos en la lucha por el poder real.

No olvidemos que la ignorancia política es el caldo de cultivo de la política basura, su principal materia prima. Por eso decimos que la culpa no es del chancho, sino de quienes le demos de comer. Si nos manipulan e insultan nuestra inteligencia es porque lo permitimos. No hay duda de que podemos erradicar la política basura, pero debemos tener claro que para conseguirlo es imprescindible asumir la responsabilidad de elevar nuestro nivel de alfabetización política. Y el problema más grave aquí no es la ignorancia política, sino la falta de conciencia de dicha ignorancia.

  1. Aquí es interesante considerar los que denominamos “Teoría de los tres tercios”. La experiencia partidista de la Argentina refuerza la teoría de los tres tercios. El consenso y el voto de la ciudadanía estaría dividido entre tres tercios: 1) Un tercio duro de derecha, que apoya los intereses y valores de la oligarquía, 2) Un tercio progresista, con un gran componente del peronismo histórico, que siempre le da consenso y vota a quienes lo representen mejor y 3) Un tercio blando, por lo tanto, de consenso y voto volátil. Justamente, este último conjunto ciudadano que pertenece al amplio campo popular y que adolece de un bajo nivel de alfabetización política, es el objetivo a conquistar por el grupo de poder de la oligarquía. Este tercio es el que viene decidiendo quiénes administran el Estado en el país.
  2. No podemos dejar de ver que, además, detrás de Horacio Rodriguez Larreta está la presión del poder mafioso de Mauricio Macri, que no es residual, sino bien real, porque representa los valores e intereses del bloque de poder oligárquico.
  3. Constanza Bonsignore y Werner Petrot, “El recorte millonario de Rodríguez Larreta a la educación pública” Pagina 12, 29/4/2021, https://www.pagina12.com.ar/338664-el-recorte-millonario-de-rodriguez-larreta-a-la-educacion-pu
  4. “Bloque de poder de la oligarquía” es una categoría que se funda en la idea de que los sectores dominantes, unidos por un mismo enemigo y objetivo, se conforman como un bloque de poder a partir de combinar en forma sinérgica sus acciones. La finalidad es clara, generar acciones tendientes a erosionar, debilitar desestabilizar y, en última instancia, destituir a los gobiernos nacionales y populares y sus figuras más representativas.
  5. Esto no descarta el uso del marketing político, que genera, por ejemplo, una homogeneidad en la publicidad política entre los partidos de la oligarquía y los que representan intereses populares. La política se rige por una lógica del poder y, por lo tanto, en un sistema como el de la democracia liberal la disputa entre las fuerzas políticas obliga a que los partidos y alianzas que representan los intereses populares, para competir, deban, en muchas ocasiones, jugar con dichas reglas que, por supuesto no nos gustan y son criticables. Pero de lo que no tenemos duda, es de que los partidos y alianzas de sesgo nacional y popular no practican la asquerosa política basura que distingue el accionar histórico de los partidos y alianzas que representan a la oligarquía.
  6. La pirámide de Maslow, o jerarquía de las necesidades humanas, es una teoría psicológica propuesta por Abraham Maslow en su obra “Una teoría sobre la motivación humana de 1943”,
  7. Ver nota al pie 1, Teoría de los tres tercios.
  8. Por ejemplo, peronismo-anti peronismo, kirchnerismo-macrismo, radicalismo-peronismo, lo que tiene un claro efecto de fragmentación del campo popular.

José Luis Lens

Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Actualmente, Profesor Titular de la Cátedra de Educación Popular en la FCH-UNCPBA y Profesor Adjunto de Ciencias Políticas en la UBA-CBC.

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