Política

Los ciclos de alternancia perversa de los gobiernos

Los ciclos de alternancia perversa de los gobiernos

VIDELA MENEM Y MACRI Archives - Revista Norte

La alternancia es, sin duda, un valor de la democracia. Pero lo es en tanto sea sana, esto es, una alternancia entre gobiernos que representen realmente los intereses de la nación y el pueblo. Ahora bien, si la alternancia es entre gobiernos que representan los intereses de la oligarquía y los que representan intereses populares, entonces, la alternancia no es sana, sino perversa, Lamentablemente, esta es la realidad de la Argentina.

El poder de la oligarquía fue, y lo sigue siendo, mayor que el del pueblo y los gobiernos de sesgo nacional y popular. Y cuando estos últimos alcanzaron la administración del Estado, nunca pudieron mantenerse, sino que siempre fueron destituidos y desplazados, ya sea mediante golpes de Estado cívico-militares, boicots económico-financieros o guerra judicial (lawfare). Esto generó una alternancia perversa entre gobiernos representantes de los valores e intereses de la oligarquía y representantes de los valores e intereses del pueblo. Fijémonos que no se trata de una alternancia sana y progresista entre gobiernos de sesgo nacional y popular, sino de una alternancia perversa entre gobiernos de la oligarquía y gobiernos populares. Al señalar que la oligarquía nunca tuvo, ni tiene, objetivos que tengan algo que ver con el desarrollo soberano del país, la superación de sus problemas estructurales y la mejora de la calidad de vida del pueblo, no decimos nada que no pueda fundamentarse en la historia y en las experiencias más recientes. Está claro que la causa de la postración de la Argentina, de la imposibilidad de lograr su soberanía política, industrial, alimentaria, educativa, comunicacional y de su pueblo, está en el accionar antipatriótico y entreguista de una oligarquía egoísta y siempre subordinada a la geopolítica de Washington.

En síntesis, la postración y deplorable situación en la que se encuentra nuestro país, que hoy tiene casi un cincuenta por ciento de la población bajo la línea de pobreza, no se debe, como los comunicadores de la oligarquía intentan inculcarle a la población, al accionar de los políticos y los gobiernos, aunque éstos no estén exentos de responsabilidad, sino al accionar de una oligarquía centrada en sus propios intereses egoístas y subordinada a los objetivos imperialistas de los Estados Unidos en la región.

La alternancia de los gobiernos es, sin duda, un valioso atributo de la democracia. No obstante, cuando la alternancia es entre gobiernos que representan los intereses de la oligarquía y gobiernos de sesgo nacional y popular, la alternancia es un verdadero desastre. Su resultado es la postración eterna de la Nación.

Veamos, en forma breve y sintética, lo que nos dejaron las oleadas de políticas neoliberales promovidas por el bloque de poder oligárquico[1] en los últimos cuarenta y cinco años. Esto es lo que llamamos ciclos de alternancia perversa de los gobiernos.

Primera oleada

La primera oleada de políticas neoliberales se originó con el golpe de Estado cívico-militar genocida del mal llamado Proceso de Reorganización Nacional. Por primera vez formaban parte de un gobierno militar los representantes de los grandes capitales nacionales ocupando puestos importantes en el gobierno, Martínez de Hoz (Acindar) y Domingo Cavallo (Arcor), son dos claros ejemplos de lo que señalamos.

Ahora, memoria consciente por favor!! Recordemos estos datos. Al inicio del infame período de la dictadura la “deuda externa” de la Argentina ascendía a 4.890 millones de dólares. Los índices de pobreza, por su parte, estaban en un 4,6% por ciento y la desocupación era de, más o menos, el 3%.

La política económica neoliberal de la Junta aniquiló la industria nacional abriendo indiscriminadamente las importaciones, llevando al colapso a miles de pymes. Y cuando terminó el gobierno de facto, la deuda externa ascendía a 65.300 millones de dólares, la pobreza estaba en el 37% , mientras que la desocupación era del 9%. Después de más de 7 años de dictadura militar, en 1983, los números asustan, la deuda pública estaba en el  64,2% del PIB, la tasa de inflación era superior al 400% y la deuda externa llegaba al 49,6% del PBI.

Segunda oleada

Aquí tenemos el gobierno del más grande traidor de las banderas históricas del peronismo. La historia lo reconoce como un gobierno justicialista, pero es un grave error, ya que Carlos Menem respondió a los intereses de la oligarquía, porque aplicó políticas neoliberales. No olvidemos tampoco que Carlos Menem llega antes al gobierno debido a un golpe económico, una hiperinflación provocada que desestabilizó al gobierno de Ricardo Alfonsín. Carlos Menem puso en práctica las políticas dictadas por el Consenso de Washington, con una ola de privatizaciones de las empresas estatales, el despido de miles de trabajadores públicos, una brutal apertura económica que destruyó la matriz industrial, así como innumerables medidas de ajuste que castigaron a los sectores populares.

De la misma forma que en el gobierno neoliberal anterior, su economía estuvo conducida en un principio por Bunge y Born, no obstante su ministro estrella de economía fue el ya notorio por ese entonces Domingo Cavallo. Los resultados del menemismo fueron desastrosos:

  • Duplicó la deuda externa, que alcanzó a 145.000 millones de dólares,
  • La pobreza llegó al  36% y la indigencia al 8,6%,
  • La desocupación también fue record, 14,5%,

Después de este gobierno, en 1999, los votos de la ciudadanía pusieron en el gobierno a la Alianza (UCR- Frepaso), que siguió aplicando la misma receta neoliberal, a tal punto que el ministro de economía volvió ser Domingo Cavallo  Cuando el estallido social de 2001 puso fin al gobierno de la Alianza, la deuda externa era de 132.000 millones de dólares, la desocupación llegaba a más de 18%  y la pobreza estaba en el 36%, subiendo, a raíz de la crisis, a casi el 54% en 2002.

Tercera oleada

El gobierno de Cambiemos fue el resultado de una campaña electoral plagada de fraudes y estafas, en el marco del lawfare (Guerra jurídica). Otra vez por favor memoria consciente. Recordemos: los bolsos de López, la causa fotocopias (porque los cuadernos nunca se vieron), el caso Nisman y el caso La Morsa, todas operaciones de lawfare que tenían, y lo siguen teniendo, un objetivo preciso: erosionar y perseguir a Cristina Fernández y a sus funcionarios. Los medios concentrados tuvieron y tienen aquí un protagonismo especial. Cambiemos, hoy Juntos por el cambio, que representa claramente los intereses de la oligarquía, hizo reaparecer también a economistas vinculados a los grandes grupos concentrados de la economía como Alfonso Prat-Gay (apoderado del grupo Fortabat) y Federico Sturzenegger (que participó junto con Domingo Cavallo del Megacanje del 2001).

Esta última ola también fue desastrosa. El gobierno del mafioso Mauricio Macri, porque no sólo representó los intereses más oscuros de la oligarquía, sino que también realizó los propios, ahora de los dos lados del mostrador, dejó tierra arrasada a su paso. Los resultados indignan y debería sorprendernos el cinismo de pretender volver al gobierno para seguir haciendo lo que hicieron contra el país y su pueblo:

  • Mauricio Macri tomó deuda por más de 140.000 millones de dólares (entre ellos el préstamo del FMI).
  • Generó, mediante la liberalización del mercado de cambios, una fuga de 110.000 millones de dólares, de los cuales en el país no quedó ni un solo dólar.
  • La pobreza alcanzó, en 2019, a más del 35% en promedio y el desempleo al 10%
  • Bajaron sus persianas casi 25.000 pymes.
  • Las tarifas de la energía (gas y luz) se elevaron de forma escandalosa y confiscatoria para los sectores populares y la clase media. Según los datos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de la Ciudad de Buenos Aires, entre 2015 y 2017 la electricidad aumentó un 562%, el agua un 338% y el gas un 223%. 
  • El peso fue la moneda de peor desempeño en el mundo en 2018 y 2019.

En los últimos 45 años estas tres oleadas neoliberales tuvieron el mismo resultado;

  • Sobreendeudamiento que derivó en un fuerte aumento de la deuda externa,
  • Fuga de capitales,
  • Especulación financiera,
  • Altos índices de inflación,
  • Cierre de industrias y comercios,
  • Aumento del desempleo, de la pobreza y de la indigencia.

Más allá de que estos cuatro gobiernos fueron cómplices de este desastre social y económico, no son los principales responsables, porque el problema, y esto es lo que debemos aprender muy bien, no son los partidos políticos, sino la oligarquía, esto es, el poder real. Nosotros lo denominamos bloque de poder oligárquico, en el que está presente, por supuesto, la embajada de los Estados Unidos en representación de la geopolítica de Washington. Es un hecho objetivo, y no una interpretación, que las políticas neoliberales en toda la región son el resultado de la sociedad fraudulenta de la geopolítica de Washington que, con sus injerencismo e intervencionismo las promueve, con las oligarquías locales.

Para finalizar, un mensaje para todos los ciudadanos y ciudadanas que conforman el amplio campo popular, que deben decidir su voto en estas elecciones de medio término. Tomen consciencia de que sus contradicciones no son peronismo-antiperonismo, ni kirchnerismo-macrismo, su contradicción es oligarquía-pueblo. Es en ese contexto de la contradicción principal donde deben decidir su elección. ¿Cómo? No es difícil hacerlo si ponen en juego estos criterios:

  • Tomen conciencia de que quienes pertenecemos al amplio campo popular[2] tenemos un único y común enemigo, la oligarquía. Por eso, la pelea irreconciliable entre un antiperonista y peronista, o un kirchnerista y un macrista, ambos pertenecientes al amplio campo popular, es un verdadero absurdo.
  • Posicionándose en la contradicción principal, la única y verdadera brecha, pregúntense a quiénes representan los partidos y alianzas de la oferta existente. Olvídense de sus fijaciones emocionales, si es que las tienen, respecto de su antiperonimo y antikitchnerimo y tomen distancia de los relatos de los medios de comunicación hegemónicos. No les será difícil constatar que hay alianzas, como Juntos por el cambio, que claramente representan los valores e intereses de la oligarquía. Por otro lado, tampoco les será difícil comprobar que, más allá de los condicionamientos a los que está sometido y de los errores y desprolijidades que pueden tener, el Frente de todos representa los intereses de los sectores populares.
  • A partir de entender que la corrupción coyuntural es inherente y transversal a todos los partidos, y que no hay políticos ni partidos ideales, pongan en juego el criterio de elegir lo mejor de lo que hay. Y lo mejor de lo que hay, y esto se los digo desde mi posicionamiento político, que va más allá de lo partidario, es el Frente de todos.

No existe marketing político capaz de manipular a un sentido común fundado en una buena formación política. Si Juntos por el cambio, ayer Cambiemos, hizo lo que hizo porque representa los valores e intereses de la oligarquía, ¿por qué vamos a creer que si ganan las elecciones van a realizar algo diferente? Es más que evidente que volverán a hacer lo mismo. La oligarquía que es antidemocrática y autoritaria por naturaleza, no cambia sus conductas.

La Argentina, ni ninguno de los países de la región que están afectados por el mismo problema, como Uruguay, Brasil, Bolivia, Paraguay, Chile, Perú, Ecuador, pueden seguir soportando los ciclos de alternancia perversa de los gobiernos. Estos ciclos bloquean el desarrollo porque clausuran las políticas de Estado y, algo peor aún, las políticas neoliberales reconfiguran el Estado mediante reformas financieras, laborales y jubilatorias, cuyos efectos sobre los pueblos son realmente letales. Por eso, como pueblos debemos tomar conciencia de que jamás vamos a lograr una verdadera soberanía política y autodeterminación económica, si no cortamos estos ciclos. La alternancia de la democracia liberal es un mito de la oligarquía para mantener y consolidar su dominio. Y la única forma de tener posibilidades de lograrlo es con el empoderamiento de los pueblos, para lo cual debemos, en tanto ciudadanos y ciudadanas, elevar nuestro nivel de alfabetización política.

No otorguemos nuestro consenso, ni elijamos, ni votemos a partir de las emociones, odios inculcados y posiciones de apatía y falta de compromiso. Recordemos que si no nos hacemos cargo de la política, deberemos soportar que nos gobierne la oligarquía. Y ya tuvimos, como hemos señalado, bastantes experiencias de cuál es su costo.

El ciudadano politizado

4/9/2021

  1. Está categoría se funda en la idea de que las fuerzas de la oligarquía, unidas por un mismo enemigo y objetivo, se conforman como un bloque de poder a partir de combinar en forma sinérgica sus acciones. La finalidad es clara, generar acciones tendientes a erosionar, debilitar desestabilizar y, en última instancia, destituir a los gobiernos nacionales y populares y sus figuras más representativas. Este bloque de poder, tenemos un ejemplo bien claro en nuestro país, trabaja articulando los medios de comunicación concentrados, con la troika Grupo Clarín, La Nación e Infobae a la cabeza, la alianza partidaria Juntos por el cambio como expresión político-partidaria de los valores e intereses de la oligarquía, una parte de la Justicia mediante un conjunto de fiscales y jueces subordinados, la Sociedad Rural, las Cámaras empresariales, los grupos económico-financieros concentrados, la cartelización de los formadores de precios, y todos con la cobertura estratégica de la geopolítica de Washington en la región. Este poderoso grupo de poder real, sin el menor escrúpulo, teniendo como incentivo exclusivo sus intereses egoístas, está decidido a hacer cualquier cosa para debilitar, erosionar y desestabilizar hoy, como hizo en la historia con otros gobiernos de sesgo nacional y popular, al gobierno del Frente de todos. Esto queda perfectamente ejemplificado en un hecho que es paradigmático en este sentido: el boicot a la campaña de vacunación contra la Covid-19. En una situación dramática, con miles de muertos, con un pueblo cansado y angustiado, con familias pasando grandes penurias y en una crisis económica sin precedentes causada por las dos pandemias (la Covid-19 y el gobierno de Cambiemos), esta gente no tiene ningún problema en boicotear vilmente la esperanza del pueblo, con tal de debilitar en todo lo que pueda al gobierno. Estos son los frutos que dio históricamente y da la oligarquía.
  2. La categoría de “amplio campo popular” es necesaria para redefinir el concepto tradicional de campo popular, que lo reduce a los obreros y sectores más vulnerables de la sociedad, porque no tenemos duda que hoy es necesario incluir en el campo popular a las clases medias. Para apoyar esta afirmación recordemos cómo las oleadas neoliberales pauperizaron y pauperizan a las clases medias. Por “amplio campo popular” entendemos, entonces, el conjunto de personas, grupos, movimientos y organizaciones sociales, partidos políticos del espacio progresista, sindicatos y gremios, pequeños y medianos empresarios y comerciantes, así como trabajadores formales e informales, profesionales, docentes, artistas, intelectuales, esto es, toda una heterogénea gama de personas, movimientos e instituciones en diferentes situaciones socio-culturales, que por su extracción social comparten el destino de los sectores subalternos, justamente porque no están enroladas en los sectores dominantes, esto es, no pertenecen a la oligarquía. De una forma simplificada, aunque bastante certera, el campo popular se compone de todos aquellos que no vivimos de rentas, ni de la especulación financiera, ni somos dueños, CEOS, ni directivos de grandes empresas. En una palabra que vivimos de nuestro trabajo. Siguiendo la división que establece Paulo Freire, entre “Antagónicos” y “Diferentes”, el amplio campo popular, para nosotros, son los “diferentes”, siendo los antagónicos los que “prohíben ser”. Los diferentes somos, entonces, todo ese conjunto heterogéneo de personas, movimientos sociales, organizaciones e instituciones que no pertenecemos a los sectores dominantes en las sociedades y, por lo tanto, no le prohibimos ser a nadie. A esto nos referimos con “amplio campo popular”.

José Luis Lens

Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Actualmente, Profesor Titular de la Cátedra de Educación Popular en la FCH-UNCPBA y Profesor Adjunto de Ciencias Políticas en la UBA-CBC.

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