Medios de comunicación

Las redes antisociales y la polarización política

Las redes antisociales y la polarización política

“Si no pagas por el producto, entonces tú eres el producto”

“Hackear al humano para manipularlo”,

Las grandes plataformas digitales "son un peligro para la democracia"

Asumir nuestra responsabilidad política como ciudadanos

Este tema, como prácticamente todos los que involucran la política en nuestra época, tiene una doble entrada, que es, la responsabilidad individual que debemos asumir cada uno de nosotros en la tarea de participar en la transformación de la realidad, esto es, transformar las sociedades y el mundo, así como en la necesidad de que esa asunción de responsabilidad personal, que es ética, se convierta en la base de una organización colectiva de tipo político, en el sentido más elevado de este concepto, para luchar contra el mandato oligárquico que está transformando al mundo a imagen y semejanza de sus valores e intereses.

Orta consideración que siempre quiero dejar presente en toda mi producción escrita, está en destacar la importancia de asumir nuestra responsabilidad personal en la tarea de elevar nuestro nivel de alfabetización política. Siento que este es un tema crucial hoy en nuestro país, la región y el mundo, pero que, lamentablemente, la apatía política es la que está triunfando. El desinterés por la política, en general, se ha naturalizado, con los enormes costos que ello representa, no sólo para cada uno de nosotros, sino para la comunidad y el mundo todo. Basta pensar en lo que le costó a la Argentina y a su pueblo que una parte importante de su población haya elegido, contra sus intereses por supuesto, a Mauricio Macri como Presidente. Lo mismo podemos decir de Brasil, con Jair Bolsonaro, de Chile con Sebastián Piñera, de los Estados Unidos con Donald Trump y de Colombia con Iván Duque. No es posible dudar de que el analfabetismo político fue un actor principal en estos tristes acontecimientos.

Los macrodatos gestionados por algoritmos de inteligencia artificial: una tecnología que se puso al servicio de la manipulación humana

Así como no se puede entender la economía y la educación al margen de la política, con la ciencia y la tecnología sucede lo mismo. Su orientación y desarrollo la reciben, como resulta obvio, de los sectores dominantes. Por eso, no hay forma de soslayar la relación de la ciencia y la tecnología con el poder. Se investiga y se desarrolla la ciencia y la tecnología, principalmente, a partir de los intereses de dichos sectores. No obstante, dichos desarrollos produjeron y producen, en todos los campos, avances que son beneficiosos para mejorar la vida de las personas. Tenemos muchos ejemplos sobre este punto. Tomemos el descubrimiento de la energía nuclear, que dio lugar, en tanto herramienta, a su uso para el bien, pero también para el mal. Se construyeron devastadoras bombas atómicas que se lanzaron sobre poblaciones civiles indefensas, un verdadero genocidio, pero también se construyeron centrales termonucleares y bombas de cobalto para curar el cáncer. Es claro que la ciencia y la tecnología pueden dar lugar a usos totalmente diferentes, para el bien y para el mal.

Con la unión de dos tecnologías muy nuevas como son la Big Data (macrodatos) y la Inteligencia artificial sucede lo mismo. Se trata de la Big Data gestionada por algoritmos de inteligencia artificial, que puede ser utilizada con grandes beneficios en la medicina, en la organización y manejo del tráfico aéreo y otros campos, pero que es desarrollada y utilizada con una orientación muy distinta por las grandes plataformas digitales como Facebook, Google, twitter y Youtube, para realizar un extraordinario negocio, como vamos a ver, pero con enormes costos para las personas, las sociedades y el mundo. ¿En qué consiste ese negocio? En estudiar nuestra conducta con el objetivo de manipularnos y vender este servicio de la “modificación de la conducta” a diferentes manipuladores ocultos. ¿Con qué objetivo? La finalidad última, lo que está detrás de esto, es la codicia sin límites, las ansias de poder y dominación de estos poderosos actores.

El problema no es una tecnología en concreto, sino el uso de esta para manipular a las personas, para concentrar el poder de una manera tan desquiciada y asquerosa que se convierta en una amenaza para la supervivencia de la civilización. (Lanier,Jaron. 2018:31).

La máquina de procesamiento de Big Data se alquila a cualquiera, al que la desee y pueda pagarla. Facebook y Google son máquinas de hacer dinero, ese es su principal objetivo, por eso su obsesión es monetizar todo lo que hacen. Claro es “gratis” para los usuarios, pero porque los usuarios somos el producto. Como dicen los arrepentidos[1] de las grandes plataformas. “Si no pagas por el producto, entonces tú eres el producto”. Estas grandes plataformas digitales son los mercenarios del capitalismo de vigilancia, como lo definió Shoshana Zubooff[2]. Venden su servicio a todo el mundo, más allá de ideologías y causas, que no les interesan en lo más mínimo. Su objetivo está puesto en la maximización de sus ganancias y el acrecentamiento ilimitado de su poder

Sabemos que la gente, en general, compra todo lo que le venden en el espacio mediático y las redes sociales, sobre todo las falsas noticias. Escándalos como el de Cambridge Analytics[3], que intervino a su favor en la campaña electoral de Cambiemos de 2015, nos mostraron lo peligroso que es todo esto.

OpenIA, una empresa impulsada por Elon Musk, anunció no hace mucho que por ahora no publicaría la versión completa de GPT-2, la última de sus creaciones de inteligencia artificial. Una máquina que puede usar los datos para crear noticias falsas con un alto grado de verosimilitud. Si las noticias falsas (fake news) están haciendo estragos, imaginemos lo que puede significar poner en juego a una máquina “especializada” en su creación mediante la Big Data gestionada con Inteligencia artificial.

Lo que buscan las grandes plataformas digitales como Facebook, Google, Twitter y Youtube es:

  • En primer lugar, captar nuestra atención, lo que implica explotar al máximo nuestro tiempo libre, para lo cual deben buscar diferentes formas de mantenernos en sus plataformas. Para dar un ejemplo, Youtube decidió que después de que los usuarios ven un vídeo, inmediatamente debe cargarse otro de una temática o de posible interés para ellos. La idea es que no nos vayamos de su plataforma o nos quedemos el mayor tiempo posible. Para Reed Hastings, CEO de Netflix, las amenazas no son Amazon y HBO, porque para él no hay otro servicio de streaming que pueda ser una competencia para su plataforma. Sin embargo, reconoce a un enemigo: el sueño. Al hablar de la falta de impacto de sus competidores dijo “Si lo piensas bien, cuando ves Netflix y te enganchas con una serie, te quedas despierto hasta tarde viendo capítulos. De verdad, nuestro verdadero competidor para que la gente siga viéndonos es el sueño”. 
  • ¿Para qué necesitan captar nuestra atención?, para poder estudiar nuestras conductas a través de todas las huellas que les dejamos al interactuar en sus plataformas. ¿Cómo lo hacen? Con la Big Data, esto es, con los macrodatos (millones de datos que obtienen de nosotros) gestionados con algoritmos de inteligencia artificial. De esta forma, logran saber de nosotros más que nosotros mismos. Por ejemplo, con nuestros smartphons estamos dejando rastros todo el tiempo: a dónde vamos, qué compramos, qué cosas nos gustan, qué cosas no nos gustan, quienes son nuestros amigos, a qué le tenemos miedo, qué nos molesta, qué nos agrada, qué colores nos gustan, qué colores no nos gustan, cuáles son nuestras rutinas, etc., etc., etc.
  • ¿Y qué hacen con todos esos datos que dejamos en las plataformas digitales de Facebook, Google, twitter y Yotube? Se los venden a quienes nos van a manipular de distintas maneras, que lograrán que hagamos lo que ellos quieren que hagamos, porque con esos datos ellos pueden modificar nuestras conductas. Pueden lograr que vayamos a determinados lugares, que compremos determinados productos, que consumamos determinadas redes, que le demos consenso a determinados grupos, que nos unamos a determinados grupos, que votemos a determinados candidatos, etc. Con esos datos, por ejemplo, un grupo de poder político puede hacer que le demos consenso y lo votemos, sin saber que esa acción es contraria a nuestros intereses y sin darnos cuenta de que pusimos en el gobierno a nuestros verdugos. Y esto ya nos ocurrió no hace mucho. Para las redes sociales somos ratas de laboratorio. Todos aquellos que no lo saben, o que lo toman a la ligera, o que lo ignoran, tienen que comprender que nos están estudiando todo el tiempo. Fijémonos que el aparatito que llevamos con nosotros a todos lados, el Smartphone, es el espía número uno de todos nuestros movimientos y conductas.

El costo de lo que las redes nos vende como gratuito es sacrificar nuestra autonomía y libertad. Y, ¿cuánto valen nuestra autonomía y libertad? En verdad, ¿tienen un precio?

Las grandes plataformas digitales como Facebook y Google, a las que siguen Youtube, Twitter, Amazon, Apple, Miccrosft y Netflix, son, sin duda, una verdadera amenaza para la democracia y el desarrollo de la política. ¿Por qué? Porque las redes sociales comenzaron desarrollando la publicidad convencional y pronto se convirtieron en corporaciones mercenarias capaces de cambiar la conducta de los usuarios, sin que éstos lo adviertan, al mejor postor, esto es, más allá de cualquier ideología e intereses en juego. Este es hoy el negocio de las grandes plataformas digitales. Por eso son gratuitas, porque el producto somos nosotros. Las redes corporativizadas venden este corrosivo producto a todo el mundo. Quien lo pague lo tiene, así se trate de una buena causa o de una causa perversa:

En sus inicios, la publicidad en internet realmente era solo publicidad. Pero, en poco tiempo, los avances en computación coincidieron con incentivos financieros ridículamente perversos. Lo que empezó siendo publicidad se transformó en lo que haríamos mejor en llamar «imperios de modificación de la conducta en alquiler» (Lanier, Joren, 2018: 18).

Pero el problema no es la modificación de la conducta en sí misma. El problema es que la modificación de la conducta está al servicio de manipuladores ocultos y fríos algoritmos matemáticos. Lo terrible de todo esto es que detrás hay un deleznable negocio que consiste en encontrar clientes dispuestos a pagar para modificar manipulativamente el comportamiento de otras personas, para modificar nuestro comportamiento, para convertirnos en compradores de candidatos que van a arruinar nuestras vidas, en odiadores, racistas y discriminadores forjados a golpes de falsas noticias, en verdaderos ignorantes creados a la carta por la acción de los medios de comunicación hegemónicos y los algoritmos de inteligencia artificial. Por eso, Facebook y Google nos son plataformas digitales gratuitas, le pagamos trabajando de ratones de laboratorio.

Practiquemos el pensamiento filosófico y vayamos a la esencia del problema. Detrás de estas corporaciones digitales sólo hay codicia, negocios y ambición ilimitada de poder. Es triste reconocerlo, pero eso es lo que las anima y moviliza:

La máquina de modificación de conducta de masas se alquila por dinero. Las manipulaciones de esta máquina no son perfectas, pero sí lo suficientemente potentes como para que resulte suicida para las marcas, los políticos y otras entidades competitivas abstenerse de contratarla. La consecuencia es un chantaje cognitivo universal, que resulta en un gasto global creciente en esta máquina” (Lanier,Jaron, 2018:27).

Polarización política; el negocio de la oligarquía[4]

¿Por qué decimos que las redes sociales promueven la polarización política? En primer lugar, conviene saber que la polarización política, la grieta como se la denomina, favorece a los sectores dominantes, porque al fragmentar en grupos partidarios a la ciudadanía dificulta la unidad y el empoderamiento del pueblo, que es una condición fundamental para la existencia de verdaderas democracias. Se trata de falsas polarizaciones, de falsas grietas. En principio porque, como vamos a ver, existe una manipulación de la ciudadanía. En segundo lugar, porque la única grieta que hay es la contradicción dominadores-dominados, que es histórica y hoy está más vigente que nunca. Las demás grietas son las creadas por la oligarquía (los sectores dominantes). Se trata de grietas partidistas que, en el campo popular son absurdas y contrarias a los intereses del pueblo. Imaginemos el absurdo de dos integrantes del amplio campo popular perdiendo la amistad porque uno es macrista y el otro kirchnerista, cuando ambos tienen el mismo enemigo: la oligarquía.

La polarización política de la ciudadanía es promovida por los medios de comunicación monopolizados por la oligarquía y las redes sociales que dominan. Las grandes plataformas digitales provistas de la tecnología de la Big Data, esto, los macrodatos gestionados con algoritmos de inteligencia artificial, les es posible conocer a sus usuarios mejor de lo que ellos mismos se conocen:

“Tomemos una de las redes más conocidas y usadas, el famoso Facebook, que tiene mucha data. Por ejemplo, tiene los «me gusta»: qué te gusta y en qué momento. Unos investigadores de Cambridge hicieron tests de personalidad con gente que les dio acceso a su página de Facebook, y descubrieron con cuántos «me gusta» un algoritmo de inteligencia artificial puede detectar una personalidad. Con cien «me gusta» vieron que podían predecir una personalidad bastante bien e incluso otras cosas, tales como su orientación sexual, su origen étnico, su opinión religiosa y política, su nivel de inteligencia, si usa sustancias adictivas o si sus padres están separados. Y detectaron que con ciento cincuenta «me gusta» el algoritmo podía predecir dicha personalidad mejor que su pareja. Y con doscientos cincuenta «me gusta» de Facebook, el algoritmo puede conocer su personalidad mejor que la propia persona”[5].

El conocimiento de estos datos de los usuarios permite la manipulación de sus conductas. Quienes dispongan de estos datos podrán influir y condicionar, de distintas maneras, a las personas espiadas y procesadas en estas redes. En el campo de la política, que tiene una enorme influencia en nuestras vidas y la organización y desarrollo de las sociedades, el accionar de estas grandes plataformas digitales lejos estuvo y está de ser beneficiosa, por el contrario, es realmente nefasta, como les vamos a mostrar a continuación.

Veamos los efectos, en nosotros y en la sociedad en la que vivimos, del accionar de las plataformas digitales, a partir de lo que les permiten realizar a quienes las usan con intereses manipulativos y las consecuencias negativas que resultan de quienes las consumen con un bajo nivel de reflexión crítica y alfabetización política.

Las burbujas de filtro o cámaras de eco

Se comenta a menudo que las redes sociales han dado vuelta elecciones, como por ejemplo la del Brexit en el Reino Unido, la de Donald Trump en Estados Unidos y la de jair Bolsonaro en el Brasil. No hay duda de que influyeron, pero no es correcto creer, por lo menos por ahora, que su papel es “determinante”. Eso sí, son un factor “interviniente” muy importante y creemos que cada vez lo será más. Por ejemplo, las burbujas de filtro, que hay que entenderlas como el marco donde convergen otras herramientas que contribuyen a la manipulación de la ciudadanía, por ejemplo, los medios de comunicación hegemónicos, con toda una caterva de comunicadores (porque no son periodistas) de los sectores de poder, que refuerzan poderosamente el “efecto burbuja”. Este efecto se complementa, también, con la segmentación de las audiencias, un recurso del marketing, las falsas noticias (fake news), la guerra judicial (lawfare), las teorías conspirativas que son una debilidad de Youtube y las operaciones mediático-jurídicas contras las figuras progresistas de la política. En la región tenemos las feroces persecuciones a Cristina Fernández, Lula, Rafael Correa, Evo Morales y todas las figuras que lucharon y lo siguen haciendo por la unidad política y soberanía de los países de la región.

Les pido a los lectores, del signo partidario que sean, que por favor dirijan su mirada a la realidad de los hechos y saquen, sin fanatismos y con la mayor objetividad que puedan alcanzar, sus conclusiones.

Los macrodatos gestionados con algoritmos de inteligencia artificial hacen que en nuestros muros sólo encontremos una pequeña parte de todo lo que circula por las redes, lo que promueve las burbujas de filtro, también denominadas cámaras de eco, porque nos devuelven en forma amplificada lo que pensamos y creemos. Esto crea una retroalimentación que refuerza en forma negativa nuestras creencias arraigadas y le cierra la puerta a otras ideas, argumentaciones y fundamentaciones, muchas veces contrarias a las nuestras. Es una clara acción a contrapelo del pensamiento crítico. El CEO y cofundador de Twitter Jack Dorsey, reconoció en una entrevista que le brindó a Rolling Stone: “Definitivamente ayudamos a dividir a la gente, Creamos aislamiento”.

 

Según Jack Dorsey, y a confesión de partes relevo de pruebas, las redes alimentan nuestra propia burbuja de filtros o cámara de eco, retroalimentando constantemente nuestra opinión y siguiendo solamente a las personas con un punto de vista similar o igual al nuestro. De esta forma, nos alejamos de la información con la que no simpatizamos y, así, terminamos aislados en una burbuja cultural e ideológica. Esta espiral de opiniones que se refuerzan a sí mismas favorece notablemente la polarización política, que sólo beneficia a las oligarquías porque fragmenta y divide al campo popular.

¿Cuáles son las consecuencias de las burbujas de filtro? Al reforzar las creencias partidistas propias mediante la retroalimentación homogénea y bloquear la entrada de otras ideas y perspectivas de análisis, favorecen notablemente la manipulación y, por ende, refuerzan el analfabetismo político de la ciudadanía. Por supuesto, las consecuencias de estos resultados no pueden ser más nocivas para el campo popular en su lucha contra los sectores dominantes.

Esto se puede comprobar en las ridículas y minoritarias marchas que promueve el contubernio del Grupo Clarín y sus socios y Juntos por el Cambio. Allí nos encontramos con un gran festival de ignorancia política. Se trata de grupos que se retroalimentan nocivamente, en una especie de incesto social, en el odio irracional a la hoy Vicepresidenta de la República Cristina Fernández. Todo lo que dicen y expresan es espantosamente ridículo y falto completamente de fundamentación. Por ejemplo, en una farsesca marcha de las antorchas (“Una luz para la República”) frente a los Tribunales, se les pregunta por qué están ahí, y las respuestas son: ”por qué queremos que haya justicia, que no haya impunidad para Cristina ya que los jueces que quieren destituir no la van a poder juzgar”. Un disparate total, porque los jueces “, que no se busca destituir, ni desplazar, sino que vuelvan al lugar donde estaban, no tienen ninguna injerencia, ni nada que ver con las causas que le armaron a Cristina Fernández en el marco de la Guerra Judicial (lawfare) que todavía siguen librando, ahora contra el gobierno de Alberto Fernández.

La Guerra judicial (lawfare) y su consecuencia estas indignantes marchas condenatorias, en un enorme retroceso civilizatorio, son una versión actualizada de las “ordalías” o “juicios de Dios” de la época medieval, una verdadera farsa, porque los acusados de brujería ya estaban condenados de antemano. En la última conferencia antes de su detención, Lula dijo:

“Ustedes no pueden condenar a la persona por la prensa para después juzgarla. Recordarán que cuando fui a declarar a Curitiba, le dije al juez Moro: ‘Usted no está en condiciones de absolverme porque O Globo está exigiendo que me condene, y usted me condenará’”[6]

¿Alguna coincidencia con el diario Clarín en nuestro país?

Las redes sociales: un incordio para la política progresista

«La democracia no está preparada para la era digital y está siendo destruida» (Martin Hilbert, gurú del Big Data”: por Gerardo Lissardy, BBC Mundo, Nueva York. 6 abril 2017).

Esto no quiere decir que no se pueda cambiar ese designio, pero hoy, sin duda, las redes sociales, debido al poder de los sectores dominantes, están siendo usadas en contra de los pueblos. Estas burbujas, que son el resultado del accionar de los medios de comunicación hegemónicos y las redes sociales, son negativas, porque:

  • Se basan en el súper estímulo del sustrato emocional, esto es, las pasiones, de las personas, lo que realizan mediante la espiral de opiniones que se refuerza y retroalimentan todo el tiempo. Es el imperio de la mera opinión, sin la más mínima intención de apuntar a la búsqueda de la verdad. El filósofo Platón lamentaría el triunfo de la doxa (opinión) por sobre la episteme (conocimiento).
  • Derivado de lo anterior, anulan por completo el debate y la discusión política basada en fundamentos y argumentos “racionales” que, sin negar la emoción y la pasión, son totalmente imprescindibles en la política.
  • Desaparece “la verdad” como parámetro último y guía del pensamiento y debate políticos. Si bien la verdad no es absoluta, ya que no podemos poseerla, sí debemos valorarla porque sin ella desaparece la posibilidad de unir nuestras fuerzas en la lucha política por un mundo mejor. De lo contario, deberemos sufrir un escenario social y político caótico de múltiples falsas verdades que se contraponen destructivamente, lo que sólo favorece a los sectores dominantes.
  • Le abren el camino a las falsas noticias (fake news), que instalan el imperio de la posverdad por sobre la verdad.
  • Generan las falsas grietas partidarias, que degradan la política y ocultan la única grieta existente, que es la contradicción dominadores-dominados (oligarquía-pueblo).
  • Lejos de ayudar a la alfabetización política de la ciudadanía, se convierten en una fuente de promoción del analfabetismo político, lo que tiene consecuencias nefastas, aunque no haya mucha conciencia ciudadana del ese hecho, para el presente y el futuro del país y su pueblo.
  • Anulan nuestra autonomía y libertad. Esto puede comprobarse en la triste realidad de los pueblos que elijen a sus gobernantes contra sus intereses.

En su valioso libro: “Diez razones para borrar tus redes sociales de inmediato”[7], su autor Jaron Lanier, sostiene que borrar nuestras redes sociales sería el mejor y más fuerte llamado de atención a quienes conducen y gerencian las grandes plataforma digitales para que tomen conciencia de su error y cambien sus objetivos.

Si gracias a las redes sociales hay gente, grupos enteros, los terraplanistas, por ejemplo, que creen, e intentan demostrar, que la tierra es plana, cómo nos vamos a extrañar de que haya grupos de ciudadanos en nuestro país que están convencidos de que el peronismo es la desgracia de la Argentina, cuando es posible demostrar, con innumerables evidencias históricas, que la verdadera responsable de la postración argentina es la oligarquía[8].

En síntesis, como cierre de este artículo les dejamos lo que para nosotros es una certeza: que la vacuna contra la manipulación que las oligarquías han montado contra la humanidad, no es otra que la conciencia crítica y la alfabetización política. Y en esta tarea los primeros responsables somos cada uno de nosotros.

El ciudadano politizado, 27/9/2020

Bibliografía

Jinkings, Ivana (compiladora) (2018) Lula. La verdad vencerá. Buenos Aires: Clacso. Página 12. Boitempo. Octubre. Umet.

Lanier, Jaron (2018) Ten Arguments for Deleting Your Social Media Account Right Now Jaron Lanier, 2018 Traducción: Marcos Pérez Sánchez Editor digital: XcUiDi ePub base r2.0

Lens, José Luis (2018) Nosotros somos los que estábamos esperando. Buenos Aires: VI-DA TEC Editores.

Lens, José Luis: “Los verdaderos responsables de la postración de la Argentina”, 19/9/2020, en: https://www.autoformacionyempoderamiento.com/los-verdaderos-responsables-de-la-postracion-de-la-argentina/

Zuboff, Shoshana (2020) La era del capitalismo de la vigilancia. La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder. Barcelona: Editorial Paidós.

  1. Les recomiendo el documental recientemente aparecido en Neflix, “El dilema de las redes sociales”, en el que aparecen los testimonios de los arrepentidos de las grandes plataforma digitales: Tristan Harris, ex diseñador ético de Google; Tim Kendall, director de monetización de Facebook; Justin Rosenstein, el inventor del botón Me gusta; y Guillaume Chaslot, creador de la infraestructura de videos recomendados para YouTube, entre otros, Todos, en cada una de sus empresas, han puesto la alarma ética de hacia dónde apunta el negocio: “Hackear al humano para manipularlo”.

  2. Es muy interesante su libro: “La era del capitalismo de la vigilancia”. Posee muchos datos estadísticos y duros que confirman esta nueva etapa del capitalismo.

  3. Ver: “Develan una campaña anti-Kirchner’ arrancada desde Londres, en: https://www.hispantv.com/noticias/argentina/383909/campana-cristina-fernandez-kirchner-reino-unido-scl

    “De acuerdo con el comité, el documento describe tácticas de espionaje, guerra informativa y el uso de oficiales jubilados de las agencias de inteligencia y seguridad de Israel, Estados Unidos y Rusia en apoyo de la misión de injerencia del grupo británico en el país sudamericano.“Cuentas falsas en Facebook y en Twitter formaron parte de la campaña en contra de Kirchner diseñada por la poderosa consultora, que este año se vio forzada a cerrar parte de su negocio global a raíz del escándalo destapado esta primavera en su filial Cambridge Analytica. Las consultoras Cambridge Analytica y SCL están involucradas en un escándalo después de que saliera a la luz que usaron los datos de 50 millones de usuarios de Facebook a favor de la campaña del presidente de EE.UU., Donald Trump, y de la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) o Brexit. Además, un informe del noticiero británico de Channel 4 reveló que Cambridge Analytica y su empresa matriz SCL, “trabajaron en más de 200 elecciones, incluyendo las de Nigeria, Kenia, República Checa, La India y Argentina.

  4. Aquí vamos a usar el concepto de “oligarquía” en su más pleno sentido etimológico. El término es griego y proviene de “oli”, que es “poco” o “escaso” y “arjé”, que es “poder” o “gobierno”. Oligarquía, entonces, significa: el poder o gobierno de unos pocos.

  5. Ver: “La destrucción de la democracia: La Big Data algorítmica”, en: Lens, José Luis (2018) Nosotros somos los que estábamos esperando. Buenos Aires: VI-DA TEC Editores. Página 269.

  6. Jinkings, Ivana (compiladora) Lula. La verdad vencerá. Buenos Aires: Clacso. Página 12. Boitempo. Octubre. Umet. Página 243.

  7. Título original: Ten Arguments for Deleting Your Social Media Account Right Now Jaron Lanier, 2018 Traducción: Marcos Pérez Sánchez Editor digital: XcUiDi ePub base r2.0

  8. Ver: “Los verdaderos responsables de la postración de la Argentina”, 19/9/2020, en: https://www.autoformacionyempoderamiento.com/los-verdaderos-responsables-de-la-postracion-de-la-argentina/ Ver “la lucha contra la corrupción”: La nueva-vieja hipótesis manipuladora de una oligarquía cínica e hipócrita. En: Lens, José Luis (2018) Nosotros somos los que estábamos esperando. Buenos Aires: VI- DA TEC Editores.

José Luis Lens

Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Actualmente, Profesor Titular de la Cátedra de Educación Popular en la FCH-UNCPBA y Profesor Adjunto de Ciencias Políticas en la UBA-CBC.

Descubre más desde Autoformación y Empoderamiento

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo