¿Por qué es necesario aprender a trabajar de ciudadanos?
¿Por qué es necesario aprender a trabajar de ciudadanos?
El pensamiento crítico es “desnaturalizador”
La reflexión filosófica es un pensamiento crítico. Platón decía:”la filosofía nace con el asombro”- ¿Y qué es el asombro? Es sorprenderse frente a aquello que nos parecía normal, natural.
El asombro es el comienzo de los procesos de “desnaturalización”.
Cuando nos asombramos, como nos pasa a nosotros al darnos cuenta de que no existe la educación política del pueblo, comprendemos, con toda claridad, que su inexistencia está completamente naturalizada.
Hemos naturalizado que la comprensión crítica de la realidad política esté ausente en una gran parte de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular, siendo este hecho un enorme problema para el futuro de la patria y el pueblo. No hay educación para defender a la patria y el pueblo, es así, no tenemos educación patriótica[1]. Debemos tomar conciencia de este hecho tan lamentable.
Mientras tomamos conciencia de la importancia de tener una educación que nos forme para defender a la patria y al pueblo, que es para defendernos a nosotros mismos, vamos a ir sugiriendo reflexiones y aprendizajes para comenzar a desarrollarla desde abajo, desde las bases.
La política se rige por la lógica del poder
En nuestro libro definimos esta idea de la siguiente manera:
“De la contradicción fundamental oligarquía-pueblo se infiere que la política se comprende y se ejercita a partir de la lógica del poder. ¿Por qué? Porque el ADN conformado por las ansias ilimitadas de poder de la oligarquía sólo puede contenerse con otro poder, por supuesto de diferente índole, pero poder al fin. Nicolás Maquiavelo, el fundador de la politología, lo expuso en su obra, basada en la recuperación de los hechos históricos y el análisis científico de la experiencia. La política supone el ejercicio del poder, sin poder es imposible realizarla con éxito. Maquiavelo sostiene que la virtud del político, entendida como saber hacer, es saber conseguir el poder y saber mantenerse en el poder. Por supuesto que el poder, y esto lo agregamos nosotros, no es sólo el que tiene como fin la dominación, como lo entiende exclusivamente la oligarquía, sino que también es necesario conseguir poder para liberarse de ella, lo que deben saber hacer el pueblo y el gobierno que lo lidere. Por eso, al poder de la oligarquía debemos oponerle el poder del pueblo. Es bueno saber que el único poder que puede quebrarles el brazo a las oligarquías es el de los pueblos[2].
Una ciudadanía sin formación política y manipulada
Una ciudadanía sin formación política y manipulada:
- Ignora la gravitación decisiva del poder real sobre los políticos, los partidos políticos, los gobiernos y la ciudadanía,
- No conoce las diferencias existentes entre los procesos de politización y partidización
- Cree que la política se dirime “exclusivamente” en el contexto de la confrontación partidaria de la democracia liberal. Por lo tanto, también cree que los gobiernos surgidos de las elecciones poseen “todo” el poder y no es para nada así. Los gobiernos, apenas tienen un 20 o 25 % del poder, el otro 80 o 75 % lo tiene el bloque oligárquico. Poseer el gobierno no es sinónimo de tener el poder.
- Ignora la importancia decisiva del trabajo de ciudadano.
- Su fórmula es “votar y esperar”, lo que sólo le exige trabajar de ciudadano cada dos años.
- No sabe que los candidatos, los políticos y gobiernos siempre “representan” intereses, los gobiernos de la derecha neoliberal los intereses del bloque de poder oligárquico, mientras que los gobiernos de sesgo nacional y popular, los de la patria y el pueblo. No obstante, el enorme poder del bloque oligárquico se traduce en un gran lobby que amenaza la “representación” de los políticos y gobiernos de sesgo nacional y popular.
El sistema no educa a los pueblos, los manipula
Es muy ingenuo pensar que el establishment va a educar al pueblo, dándole instrumentos para luchar en su contra. Por eso, la educación que va a entregar estará siempre dentro los parámetros de sus intereses de poder, nunca más allá.
Por otro lado, ese establishment, la oligarquía, va a trabajar en la construcción de una “opinión pública” manipulada. Aquí están las razones que explican el bajo nivel de formación política de una gran parte de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular. Dada esta situación, el mecanismo por el cual esta ciudadanía vota a sus verdugos es el que mostramos a continuación.
En su esquema o fórmula de poder, el bloque oligárquico debe, necesariamente, administrar el Estado, de ahí su endemoniado deseo de poseer el gobierno del Estado.
Por un lado, el bloque de poder oligárquico produce y promueve partidos y candidatos que representen sus intereses y, por el otro, cuando las elecciones no le son favorables, con su enorme poder boicotea y desestabiliza a los gobiernos de sesgo nacional y popular. Además, queda claro que en su proyecto de poder es central el control subjetivo de las poblaciones. En este control subjetivo, la despolitización de la ciudadanía es clave.
Esta ciudadanía, manipulada y despolitizada es. Justamente, la que permite que el bloque de poder oligárquico, boicotee y desestabilice todo el tiempo a los gobiernos de sesgo nacional y popular y acceda a la administración del Estado.
Debemos aprender a superar la alternancia perversa de los gobiernos
Esto da lugar a lo que nosotros denominamos “alternancia perversa”[3]. Y si bien para salir de ella no hay recetas mágicas, si sabemos que para lograrlo es imprescindible el” empoderamiento” del pueblo. Sólo con pueblos empoderados podremos superar la alternancia perversa. Pero salir de la alternancia perversa no es moco de pavo, es una tarea realmente compleja, pero no imposible. Lo primero es conocer bien el problema, no equivocar el diagnóstico.
La crisis de representatividad es un hecho, la ciudadanía cada vez cree menos en los políticos y los partidos, por lo que podríamos decir que está “despartidizada”. Pero como, por su ignorancia política, no conoce la importancia y el valor del concepto de “politización”, esa “despartidización” la hunde en una apatía política negadora de los políticos, los partidos y los gobiernos. Y esto es fatal. El peligro es el desdén por el voto, restarle importancia al voto, lo que, como sabemos, claramente beneficia al bloque de poder oligárquico.
Pero, si bien los políticos y los partidos políticos merecen una severa crítica, no debemos olvidar nunca la importancia que posee la confrontación partidaria en el marco de la democracia liberal, porque la apatía de la ciudadanía y su desinterés por la política partidaria benefician, sin duda, a la derecha oligárquica.
La apatía política de una ciudadanía que no trabaja de tal, y no tiene idea de que lo debe hacer, es una actitud completamente irresponsable de su parte. Es sacarse el problema de encima echándole toda la responsabilidad a los políticos. Las expresiones del tipo: “Yo no voy a votar porque los políticos son unos ladrones a los que no les importa nada de lo que le pasa a la gente”, son de una gran irresponsabilidad. ¿Por qué? Porque quienes las emiten, por lo general, no hacen nada para incidir sobre sus representantes políticos y controlarlos. Si no incidimos sobre ellos y no los controlamos, el gran lobby del poder real los corrompe y terminan traicionando a sus representados, como en gran medida está ocurriendo hoy.
Por eso, decimos que el compromiso del pueblo con la política es imprescindible. En nuestro libro lo señalamos en su subtítulo: “El costo de no hacernos cargo de la política es ser gobernados por la oligarquía”[4]
No tenemos la más mínima duda, de que la apatía partidaria, el voto en blanco y el ausentismo en las urnas, beneficia a los políticos y partidos que surgen del riñón de la oligarquía y, con ello, a los intereses y valores del bloque de poder oligárquico.
Con esto fundamentamos por qué decimos que los gobiernos de sesgo nacional y popular son “necesarios” y por qué no debemos “despartidizarnos”. Pero, cuidado, si bien son necesarios, no son “suficientes” para superar la alternancia perversa. ¿Por qué no lo son?
No es difícil darnos cuenta, porque existe el poder real, porque hay una asimetría notable entre dicho poder, el de la oligarquía, y el del pueblo. Un pueblo políticamente ignorante[5] es un pueblo desempoderado. Y si el pueblo sigue desempoderado, esto es, si no conseguimos empoderarnos, la superación de la alternancia perversa se convierte en una quimera.
Sabemos que el establishment no va a aportar nada para la formación política del pueblo, por el contrario, va a obstaculizarla todo el tiempo con acciones para su despolitización.
También sabemos que los partidos políticos de sesgo nacional y popular están atrapados en el contexto de la democracia liberal, lo que los obliga a concentrar toda su energía en dicha lucha partidaria, cuyo objetivo es conseguir “electores”. Si hablan de “formación”, se refieren a la formación de “cuadros”. Si hablan de “militancia política”, se refieren a los propios, pidiéndoles que no se concentren sólo en los cargos y las elecciones, sino que trabajen a largo plazo, es decir, más allá de las elecciones. Pero, está claro, que no están en condiciones, salvo que realicen un fuerte replanteamiento, que no están haciendo, de dedicar recursos y energías a la formación de la ciudadanía, más allá de los compromisos partidarios.
La formación política de la ciudadanía debe construirse desde abajo
Y si el establishment, como vimos, no forma ciudadanía crítica y con conciencia política y los partidos de sesgo nacional y popular están condicionados por el contexto y las exigencias de la democracia liberal, ¿de dónde saldrán los recursos y las energías para promover y multiplicar la elevación del nivel de alfabetización política de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular? Inevitablemente deben salir del pueblo mismo.
La realidad histórica nos señala con toda claridad, que conseguir el gobierno sin modificar la gran asimetría de poder, a favor de la primera, entre la oligarquía y el pueblo, no nos permitirá superar la alternancia perversa.
No al voto castigo y sí al trabajo de ciudadanos
La ciudadanía que conforma el amplio campo popular debe tener como premisa inviolable, no permitir que la oligarquía consiga la administración del Estado. Debe saber que el voto castigo a los gobiernos de sesgo nacional y popular porque no pudieron mejorar sustancialmente la situación del pueblo, así como el desinterés por votar, benefician a la oligarquía.
Y frente a los cuestionamientos que nos pueden hacer cuando sostenemos lo anterior, por ejemplo, cuando nos dicen: “votamos al peronismo y las cosas siguieron igual”, “todos los gobiernos son iguales”, ¿qué tenemos que decir?, debemos responder que “necesitamos aprender a “trabajar de ciudadanos”. ¿Por qué? Porque el bloque de poder oligárquico, que instrumenta a la democracia liberal, ha logrado manipularnos para que creamos que nuestra tarea como ciudadanos se reduce a “votar y esperar” cada dos años, lo que, lisa y llanamente, es un suicidio ciudadano.
Este “votar y esperar” promueve, como vamos a ver, una actitud de la ciudadanía fuertemente “despartidizadora” y, consecuentemente, “despolitizadora. ¿Por qué?
No es difícil de comprender, en sociedades dominadas por las oligarquías, que un pueblo que sólo se limite a votar y esperar a que los políticos y partidos políticos cumplan con sus promesas de campaña, es seguro que va a ser defraudado.
Y cuando inevitablemente lo es, la ciudadanía, que ignora cuál debe ser su papel que, como vamos a ver, es el de trabajar de ciudadanos, cae en el error de maldecir a los políticos y a la política, esto es, se “despartidiza”, lo que la conduce a su “despolitización”. Y no debemos despartidizarnos, porque de nuestra partidización depende la necesaria llegada al gobierno de políticos, partidos y frentes de sesgo nacional y popular.
Poseer el gobierno sin tener el poder
Ahora bien, una pregunta muy importante:
¿Con la imprescindible llegada de gobiernos de sesgo nacional y popular al gobierno, en el contexto de la democracia liberal, es suficiente para superar la alternancia perversa?
Claramente, no.
Es necesario, pero no suficiente, simplemente porque debemos luchar contra el poder real, que tiene una influencia decisiva en la dinámica política, en la educación, en la cultura y en la marcha del mundo y las sociedades.
Y aquí, el pueblo no puede estar ausente, no puede ser un ente “pasivo”, un convidado de piedra en la mesa del poder, como lo es actualmente. Por eso, quienes conformamos los pueblos debemos aprender a trabajar de ciudadanos.
Para luchar por el poder es imprescindible aprender a trabajar de ciudadanos
El trabajo de ciudadanos requiere, por lo menos, abordar estas acciones:
- Responsabilizarnos y comprometernos en la tarea de elevar nuestro nivel de alfabetización política,
- Responsabilizarnos y comprometernos en la tarea de promover y multiplicar en nuestro entorno la elevación del nivel de alfabetización política de quienes nos rodean,
- Empoderarnos para apoyar[6] e incidir a los gobiernos de sesgo nacional y popular y controlarlos
- Movilizarnos y manifestarnos todo el tiempo en defensa de La patria y de los derechos conquistados y a conquistar.
Está claro que los gobiernos de sesgo nacional y popular están seriamente expuestos al poderoso lobby del bloque oligárquico, que logra mediante sobornos, extorsiones y carpetazos, que muchos “representantes” del pueblo traicionen su mandato.
Estas acciones del bloque de poder oligárquico “deslegitiman” seriamente a los gobiernos de sesgo nacional y popular y hacen que muchos de sus votantes populares se sientan defraudados y descrean de la política, maldigan a los políticos y consideren que la política es una cloaca. De esta manera se “despartidicen” y, consecuentemente, se “despoliticen”.
Esta despolitización se ve reflejada en el voto en blanco, el ausentismo en las elecciones y, lo que es peor, el voto a candidatos que representan los intereses y valores del bloque de poder oligárquico, como ocurrió con Macri y ahora con Milei.
Nuestra propuesta para desarrollar la formación que requiere la ciudadanía para trabajar de ciudadanos, que no es única, sino que puede ir acompañada por otras, es la promoción y multiplicación de Talleres de alfabetización política ciudadana[7].
El voto castigo a los gobiernos de sesgo nacional y popular
El voto castigo a los partidos y alianzas del bloque de poder oligárquico o la abstención de votar porque el frente nacional y popular no nos mejoró la vida, es un gran error y una verdadera catástrofe para la patria y el pueblo. ¿Por qué? Porque le habilitamos el camino hacia el gobierno al bloque de poder oligárquico, lo que, como lo estamos experimentando, es una tragedia para la patria y el pueblo.
Ya lo señalamos oportunamente, si el bloque oligárquico, que tiene un inmenso poder, consigue, además, el gobierno, estamos en una tormenta perfecta, de consecuencias ruinosas, como lo estamos viviendo en este momento.
Una parte importante del pueblo vota en contra de sus propios intereses
No es correcto “justificar” el cambio de su voto, de una parte de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular que, desencantada, porque no satisfacen sus necesidades, con el peronismo y el kirchnerismo, vota y aprueba a la derecha neoliberal, en este caso a Javier Milei, a La Libertad Avanza. ¿Por qué?
Porque es aceptar que las grandes mayorías se mantengan sin educación política. Esta justificación muestra un total abandono del gran problema que significa el bajo nivel de alfabetización política del pueblo, es desentenderse de la educación política del pueblo, que queda, así, meramente, como una masa manipulable y medible.
La tarea del “poder real” es construir “opinión pública manipulada” a través de los medios de comunicación hegemónicos y las redes sociales en manos de los mil millonarios dueños de las grandes plataformas digitales y, luego, medir los efectos de dicha manipulación, medición que tiene una enorme influencia en el nivel de aprobación de los gobiernos, en este caso, de un gobierno vende patria y anti pueblo como el de Milei.
Es claro que la acción combinada de medios de comunicación y redes sociales que construyen una opinión pública manipulada y enajenada. llevan a que la ciudadanía que conforma el amplio campo popular, apruebe y vote en contra de sus propios intereses y valores, en una palabra, vote y apruebe a sus verdugos.
Porque este accionar contrario a sus intereses de una parte importante de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular puede ser entendido, pero nunca justificado. Y puede ser entendido porque sabemos que esta ciudadanía tiene un claro déficit de formación política, pero no debe ser justificado de ninguna manera.
Es lamentable ver como un periodismo, que se supone crítico del gobierno, no se refiere y pone a la luz el enorme problema de la falta de formación política de esta ciudadanía que pertenece al amplio campo popular. La verdad es que esta ciudadanía está votando en contra de sus propios intereses y valores, porque carece de una verdadera educación política. Sencillamente está votando y aprobando a sus verdugos.
Si quienes, que por su condición socio-económica pertenecen al amplio campo popular, se sienten defraudados por el peronismo y votan al bloque de poder oligárquico, porque no hay duda de que el Pro y la Libertad Avanza son expresiones partidarias de dicho bloque, supieran que tienen una parte importante de responsabilidad en el fracaso de los gobiernos de índole nacional y popular, tomarían conciencia del error que cometen. ¿Cuál es el error? No saber que su trabajo de ciudadanos, que va más allá de votar cada dos años, es necesario e imprescindible para la legitimación, gobernabilidad y continuidad de los gobiernos nacionales y populares.
En el caso de los gobiernos de sesgo nacional y popular, votarlos sin asumir la tarea de trabajar de ciudadanos para apoyarlos, incidirlos y controlarlos, y luego maldecirlos porque no hicieron lo que prometieron, es una acción irresponsable y cínica, que debemos criticar.
Una democracia real requiere de pueblos “empoderados”, y los pueblos se empoderan con verdadera formación política y auténtico compromiso participativo. Recordemos siempre, como decía, el inolvidable Paulo Freire, que:
“La democracia no es democracia conquistada, sino democracia conquistándose”
Bibliografía:
Freire, Paulo (1970) Pedagogía del oprimido. México: Fondo de Cultura Económica.
Lens, José Luis Lens (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina,
16 de junio de 2025
- https://www.autoformacionyempoderamiento.com/de-la-educacion-tradicional-bancaria-a-la-educacion-patriotica/ ↑
- Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina, “Lógica del poder”, página 346. ↑
- Ver: “Ciclos de alternancia perversa de los gobiernos”. Página 247, en: Lens. José Luis (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina ↑
- Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aire: Editorial Autores de Argentina. ↑
- Aquí estamos diciendo que existe un porcentaje demasiado elevado de ciudadanos y ciudadanas que conforman el amplio campo popular, que “aprueba” a un gobierno entreguista y anti pueblo como el de la Libertad Avanza. ↑
- Debemos saber que los gobiernos de sesgo nacional y popular necesitan imperiosamente del apoyo de un pueblo “empoderado”. Y el primer paso para el empoderamiento de la ciudadanía es la formación política. Sin este apoyo popular son víctimas del poderoso boicot y desestabilización que desarrolla continuamente en su contra el bloque de poder oligárquico. ↑
- Estamos trabajando intensamente en la organización de estos talleres en las redes sociales. Tik Tok, Instagram y Youtube. ↑