Aprender a trabajar de ciudadanos
Aprender a trabajar de ciudadanos
Una entrevista “tipo” de Sergio en la calle
Con un sistema educativo que no forma ciudadanía con pensamiento crítico y conciencia política, medios de comunicación masivos concentrados en manos de la oligarquía y unas redes sociales dependientes de las grandes plataformas de los mil millonarios, una gran parte de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular ha sido, y lo sigue siendo, desinformada, manipulada y condicionada subjetivamente, en tal medida, que carece de conocimientos y competencias para asumir responsable y comprometidamente su rol de ciudadano.
Tomándolo como muestra general, en las más de cuatro mil entrevistas callejeras de Sergio Rodríguez, con mucha frecuencia, nos encontramos con intercambios como el siguiente:
Sergio: ¿Ud. a quién voto?
Ciudadano: A Milei
Sergio: ¿Por qué lo voto?
Ciudadano: Porque no había a quién votar.
Sergio: Sí que había, podría haber votado a Massa
Ciudadano: No, porque todos los gobiernos son lo mismo, ninguno cambia nada, todos hablan y prometen mucho, pero cuando toman el poder no cambian nada, todo sigue igual o peor. Me pareció que Milei, que no venía de la política, que es lo que dicen, un outsider, podía ser una buena opción y por eso lo voté.
Sergio: Ya han pasado 16 meses, a la luz de cómo está el país y el pueblo, ¿está arrepentido de haberlo votado?
Ciudadano: En algunas cosas no estoy de acuerdo, pero en otras sí, creo que hay que dejarle cumplir su mandato, yo todavía tengo esperanzas.
Vamos a analizar, en forma crítica, esta breve entrevista, cuyos contenidos reflejan lo que generalmente responden una gran cantidad de ciudadanos y ciudadanas entrevistados al azar en la calle por Sergio
Lo haremos tomando como hipótesis de trabajo nuestra “Teoría de la contradicción principal como fundamento de la lucha política”[1]
De esta teoría se desprenden estos dos supuestos:
- La política no se dirime “exclusivamente” en la confrontación de partidos de la democracia liberal
Es notable comprobar que una gran parte de esta ciudadanía cree, ingenuamente, que la política se dirime “exclusivamente” en la confrontación partidaria de la democracia liberal, sin percibir, en sus análisis, la existencia de un actor fundamental, el “poder real”, que influye y condiciona, como vamos a ver, a la política y a todos sus actores y, especialmente, a los gobiernos.
- Una parte importante de la ciudadanía padece de un déficit importante de formación política
Es evidente que una parte importante de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular, constituido de ciudadanos comunes[2], tiene un déficit importante de formación política, lo que la “desempodera” notablemente frente al poder del bloque oligárquico
Miren cómo podemos ayudar a mejorar la formación política de una gran parte de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular, que piensa y actúa políticamente en contra de sus propios intereses.
Lo que deberían saber los ciudadanos y ciudadanas que conforman el amplio campo popular para no votar ni darle aprobación a sus verdugos
Realizando un análisis crítico a partir de la aplicación de nuestra “teoría de la contradicción principal como fundamento de la lucha política”, descubrimos que el ciudadano común piensa, analiza y decide desde la ignorancia respecto de estas realidades de la dinámica política:
- La ciudadanía ignora la contradicción principal como el detonante del conflicto que dispara la dinámica política
Una gran parte de la ciudadanía Ignora la existencia, en la base social, de una contradicción fundamental, que es evidente, entre los intereses y valores de la oligarquía (el “poder real”) y los de la nación y del pueblo. No sabe que esta contradicción, que primero es una división entre la oligarquía y el pueblo, se convierte en una contradicción, porque los intereses y valores entre estos dos polos son opuestos. Tampoco sabe que la contradicción genera un conflicto que es quien dispara la dinámica política.
- A partir de lo anterior, también ignora la influencia y condicionamiento del “poder real” sobre la política
Ignora la influencia y condicionamientos del “poder real” sobre la política, es decir, sobre los políticos y los gobiernos. Está ignorancia lleva a que no perciba que el bloque de poder oligárquico favorece a los gobiernos de la derecha neoliberal y boicotea y desestabiliza todo el tiempo a los de sesgo nacional y popular.
La no percepción del diferente trato de la oligarquía respecto de los gobiernos de sesgo nacional y popular y los de la derecha neoliberal, confunde mucho a la ciudadanía.
Precisamente, no percibir cómo el bloque de poder oligárquico influye y condiciona a la ciudadanía, a la política y a los gobiernos, abona la creencia ingenua de que es suficiente con un cambio de gobierno para solucionar los problemas del país y del pueblo. Y esto de ninguna manera es así.
Además de venir soportando una alternancia perversa[3] entre gobiernos de sesgo nacional y popular y de la derecha neoliberal, lo que impide desarrollar políticas de Estado y proyectar a la Argentina y a su pueblo en una línea de desarrollo continuado, no basta con que asuma la administración del Estado un gobierno de sesgo nacional y popular, porque si no logramos equilibrar la asimetría entre el bloque de poder oligárquico y el pueblo, que favorece notablemente al primero, los gobiernos nacionales y populares, tampoco lograrán mantenerse, tal como lo podemos comprobar en la alternancia que denominamos perversa y que se viene dando en nuestra realidad política.
Los gobiernos de sesgo nacional y popular necesitan el apoyo de pueblos “empoderados” que, para lograrlo, tienen que preparase y organizarse para disputarle, con sus herramientas, el poder a las oligarquías
- La política no se dirime “exclusivamente” en la confrontación partidaria” de la democracia liberal
Son legión los ciudadanos y ciudadanas comunes que creen firmemente que la política se dirime “exclusivamente” en la confrontación partidaria de la democracia liberal, lo que es un grave error, que lo cometen por ignorar los contenidos de los puntos 1 y 2.
- Votar a Milei, que dio infinidad de señales de los intereses y valores que representaba y representa, significaba votar a su verdugo
Todo esto que ignora le produce una ceguera fatal, que le impide percibir que Milei representaba y representa los intereses y valores de la oligarquía, mientras que Massa, con todos sus errores y desaciertos y bajo la presión y condicionamientos “del poder real”, representaba los intereses nacionales y populares. Por lo tanto, votar a Milei, significaba votar a su verdugo.
El criterio para elegir candidatos, no debe basarse en sus promesas de campaña, ni en su plataforma partidaria, ni en la mentira de su presentación como un outsider, sino en el criterio maestro de “descubrir qué intereses y valores representa el candidato”
Y Milei dio muchas señales de los intereses y valores que representaba que, por supuesto, no fueron leídos por una importante porción de la ciudadanía. Aunque sus señales en este aspecto fueron muchas, alcanza con mencionar sólo dos de ellas. MIlei dijo:
- La justicia social es una aberración.
- En lo geopolítico, me voy a alinear con EE.UU. e Israel.
Si quienes, perteneciendo al amplio campo popular, no supieron leer estas claras señales de a quién representaba MIlei, terminaron votando en contra suya y de toda la ciudadanía que conforma el amplio campo popular.
- Las medidas impopulares de los gobiernos de sesgo nacional y popular, se deben, a los efectos combinados de la presión del poder real y la baja presión e incidencia de una ciudadanía políticamente apática
Es evidente que los gobiernos de sesgo nacional y popular tienen que pelear con dos frentes: 1) El que les impone la influencia, condicionamientos, boicoteo y desestabilización del bloque de poder oligárquico y 2) Las dificultades de no contar con un pueblo empoderado, sino todo lo contrario, un pueblo, en gran medida desinformado y manipulado por el sistema cultural, informacional y educacional en manos del bloque de poder oligárquico. Esto explica por qué, si bien es necesario, no es suficiente con un cambio de gobierno para solucionar los grandes problemas de nuestro país.
Es bueno saber que las medidas impopulares, es decir, contrarias a los intereses de la nación y el pueblo, que algunas veces toman los gobiernos de sesgo nacional y popular, se deben, en gran medida, a las presiones y condicionamientos impuestos por el “poder real”, así como el magro apoyo que le puede brindar un pueblo despolitizado y, por ende, desempoderado.
Por ejemplo, las corridas cambiarias, que los obligan a devaluar, lo que, consecuentemente, eleva la inflación, que es un flagelo para los sectores populares. También, la imposibilidad de contar con el apoyo del pueblo para estatizar empresas que estafaron al Estado, como Vicentín, que fue defendida por sectores pertenecientes al amplio campo popular, esgrimiendo carteles que decían “Todos somos Vicentín”.
- El poder real, que manipula y condiciona a la ciudadanía, también debilita al gobierno
También hay que saber que la despolitización de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular, debilita severamente a los gobiernos de sesgo nacional y popular, que necesitan imperiosamente para conseguir “gobernabilidad”, el apoyo de un pueblo “empoderado”.
- El bloque de poder oligárquico es el único y verdadero enemigo del pueblo
La ciudadanía debe saber que el bloque de poder oligárquico es su único y verdadero enemigo. Por ejemplo, entre un peronista y un anti peronista[4], ambos pertenecientes al amplio campo popular, no debería existir ninguna rivalidad, el mismo enemigo; ni enemistad, ni nada que se le parezca, sencillamente, porque nos son enemigos. Ambos tienen un mismo enemigo, el bloque de poder oligárquico.
De aquí no es difícil inferir que el voto castigo a los gobiernos de sesgo nacional y popular, votando a los partidos y alianzas de la derecha neoliberal emergentes del bloque de poder oligárquico, es la peor de todas las opciones.
Y para que esto no ocurra, esto es, para que la ciudadanía deje de votar a su verdugo, debe aprender a “trabajar de ciudadano”. Debe darse la tarea de combatir denodadamente su ignorancia política.
- “Votar y esperar”, el error de una ciudadanía con un bajo nivel de formación política
Hay una conducta, que nosotros categorizamos como un gran error de la ciudadanía debido a su falta de formación política, que denominamos: “votar y esperar”.
¿Por qué es un gran error? Porque el ciudadano, asumiendo la concepción de la democracia formal inscrita en las constituciones liberales, de que “el pueblo no delibera ni gobierna, sino a través de sus representantes, ignora que debe “trabajar de ciudadano”. ¿Por qué debe hacerlo?
- ¿Cuáles son los objetivos del trabajo de ciudadano?
Tratándose de gobiernos de sesgo nacional y popular, tenemos que trabajar de ciudadanos con el objetivo de, más allá de sus errores y desaciertos, incidir sobre ellos, demandarles, controlarlos y apoyarlos decididamente, porque, de lo contrario, en una democracia “representativa” como la nuestra, corremos el serio riesgo de que el lobby del poder real empuje al gobierno a traicionar y defraudar a la ciudadanía.
En el caso de que el gobierno fuera de la derecha o la ultraderecha neoliberal, la ciudadanía que conforma el amplio campo popular, trabajando de ciudadanos, debe abocarse a la tarea de movilizarse, manifestarse y no darle aprobación y consenso. Pero, sin olvidar que para trabajar de ciudadanos y ciudadanas tenemos que hacernos responsables de elevar nuestro nivel de alfabetización política.
- El trabajo de ciudadano implica ejercer la democracia directa
La incidencia y el control ciudadano sobre la clase política son fundamentales, porque ello configura la realización de acciones de “democracia directa”, en el marco de las cuales, el pueblo, que detenta formalmente el poder, consigue hacer realmente efectiva esa condición constitucional, porque “democracia” es el gobierno del pueblo. Trabajar de ciudadanos es, precisamente, hacer valer nuestra soberanía.
- El trabajo de ciudadano requiere disponerse a luchar, desde el seno del pueblo, contra los sectores dominantes
Pero el trabajo de ciudadano no termina aquí, sino que todavía tiene otras tareas, tan o más importantes que las señaladas. ¿Cuáles son esas tareas?
La más importante está en involucrarse en la promoción de la organización de la ciudadanía para enfrentar al bloque de poder oligárquico.
Quienes constituimos la sociedad civil, en la figura del amplio campo popular, debemos incorporar la idea de que, “de la conciencia política de cada uno depende el destino de todo”, ya lo decía el Mahatma Gandhi con la autoridad que la deba su indudable liderazgo: “si todos somos cero, la suma de ceros siempre dará cero”.
Pero, ¿contra qué debe luchar la ciudadanía que conforma el amplio campo popular?
Esta es una lucha socio-educativo-cultural, que algunos denominan “batalla cultural”, porque el pueblo pelea aquí por superar la “enajenación de su consenso” que el bloque de poder oligárquico, dueño de los medios de comunicación que ha concentrado y hegemoniza y las redes sociales de las grandes plataformas digitales de los mil millonarios, han conseguido.
Bastan los ejemplos para fundamentarlo. Reiteradas veces el pueblo ha puesto en el gobierno a sus verdugos. Recordemos, que en nuestra historia inmediata, puso en el gobierno a Cambiemos, con Macri y a la Libertad Avanza de Milei.
No hay duda de que estos gobiernos de la derecha neoliberal no representan, de ninguna manera, los intereses y valores de la nación y el pueblo, sino todo lo contrario, vienen representando los del bloque de poder oligárquico y la geopolítica norteamericana en la región.
- Cómo fundamentamos el trabajo de ciudadano
¿Por qué es esencial y en qué consiste el trabajo de ciudadano?
En la democracia liberal formal el pueblo está desempoderado, ya que debe enajenar su poder en representantes políticos que, con demasiada frecuencia, lo traicionan.
Por esa razón, sin dejar de lado su participación indirecta a través de su consenso y voto a sus representantes, la que, como veremos, es muy importante, el pueblo debe involucrarse en acciones, en las cuales su poder se ejerza de forma directa.
- Creer que la dinámica política se desarrolla “exclusivamente” en el marco de la confrontación partidaria de la democracia liberal, es una gran ingenuidad, que tiene enormes costos para las naciones y sus pueblos. Por eso, aún siendo muy importante, como mostraremos, el “trabajo de ciudadano” no se agota en el ejercicio del voto, sino que tiene que asumir tareas aun más relevantes que su ejercicio. ¿Por qué no se agota en el voto y cuáles son esas tareas?
- Primero debemos comprender cuál es la verdadera importancia del voto para el amplio campo popular De nuestra principal hipótesis, la contradicción principal oligarquía-pueblo, inferimos que la oligarquía es antidemocrática por naturaleza. Y, si constatamos la evidencia de que los partidos de la derecha neoliberal surgen del seno del bloque de poder oligárquico, inferiremos sin problema, que los partidos de la derecha y ultraderecha neoliberal, como el PRO y La Libertad Avanza, por supuesto, tampoco lo serán. Entonces, ¿cuál deberá ser la actitud de los que constituimos el amplio campo popular? En principio, no votarlos nunca. Sea cual fuera la situación y la circunstancia. ¿Por qué? En principio, porque dichos partidos y gobiernos, sin duda, no representan los intereses y valores de la patria y el pueblo. Por lo tanto, gobernarán siempre a favor de los intereses del grupo de poder oligárquico y, fundamentalmente, a favor de los intereses de la geopolítica norteamericana en nuestra región. ¿Hay un mejor ejemplo que el de los gobiernos de Macri y el actual de MIlei? No, en dichos gobiernos, vende patria y anti pueblo, comprobamos en carne propia lo que significan y a quién responden. POR LO TANTO, NO DEBEMOS VOTARLOS JAMÁS.
- Ahora bien, el problema se nos presenta en la gran parte del amplio campo popular que padece de un déficit severo de formación política que, al ignorar la existencia de un “poder real” con capacidad de influir y condicionar a la sociedad, a los partidos, a los políticos y a los gobiernos de sesgo nacional y popular, impide que las fuerzas partidarias populares logren éxito en sus desempeños y gobiernos. Y, ¿por qué tienen tantos problemas para gobernar los partidos políticos y las figuras de sesgo nacional y popular? La respuesta no es difícil, porque con su enorme poder el bloque oligárquico, vertebrado por la geopolítica de los EE.UU., consigue:
- Seguir conservando y manteniendo un sistema educativo que no forma ciudadanía con pensamiento crítico y conciencia política,
- Construir una opinión pública manipulada y enajenada, con lo cual alcanza uno de sus más codiciados objetivos: la despolitización y, consecuentemente, el “desempoderamiento” de una gran parte de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular. Por ejemplo, el odio al kirchnerismo y a Cristina, sin ninguna duda, fue inoculado a la ciudadanía mediante estos enormes recursos mediáticos del bloque de poder oligárquico,
- Con su poderoso lobby, condicionar. extorsionar y sobornar a los representantes políticos de todos los partidos, incluidos los partidos y gobiernos de sesgo nacional y popular,
- Boicotear y desestabilizar, todo el tiempo, a los gobiernos de sesgo nacional y popular
- Con su continua tarea despolitizadora, reforzar la creencia errada e ingenua, de gran parte de la ciudadanía, de que todos los partidos y gobiernos son iguales,
- Inhibir en la conciencia de la ciudadanía la importantísima idea del “trabajo de ciudadano”, ocultando, todo el tiempo, la gravitación del “poder real” y apuntalando continuamente la idea de que el papel “exclusivo” de la ciudanía es elegir candidatos y votar cada dos años
Si la ciudadanía concientiza e internaliza esta realidad, no caerá en el voto castigo a los gobiernos de sesgo nacional y popular, porque habrá incorporado cuatro saberes importantísimos:
- Que quienes constituimos el amplio campo popular, debemos aprender a “trabajar de ciudadanos”, dejando de lado la ingenua creencia de que nuestro rol “exclusivo” es elegir candidatos y votar cada dos años,
- Que porque no asumimos todavía dicha tarea, la de trabajar como ciudadanos: a) seguimos siendo manipulados por el “poder real” y b) El “poder real” sigue boicoteando y desestabilizando a las figuras, líderes, políticos y gobiernos de sesgo nacional y popular,
- Castigar con el voto a los gobiernos de sesgo nacional y popular, aún con todos sus errores, eligiendo y votando a candidatos de partidos emergente del riñón de la oligarquía, es el peor error que podemos cometer,
- El trabajo de ciudadanos que, como vimos es fundamental en la lucha contra la oligarquía, requiere, como un primer paso, que asumamos, responsablemente, dos tareas: 1) La personal de elevar nuestro nivel de alfabetización política y 2) La colectiva de organizarnos como pueblo para promover y multiplicar dicha alfabetización en el seno del amplio campo popular. Por eso, nuestros lemas deben ser:
“De la conciencia política de cada uno depende el destino de todos”
“Si todos somos cero, la suma de ceros siempre dará cero”
“Si yo me empodero, vos te empoderás”.
Estas ideas deberían ser los pilares del “trabajo de ciudadanos y ciudadanas”.
Bibliografía:
Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina
José Luis Lens (9/4/2025
- Teoría de la contradicción principal como fundamento de la lucha política, en Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina, página 113. ↑
- La denominación de ciudadanos comunes no es peyorativa, sino que hace alusión, exclusivamente, a la ciudadanía que no pertenece a la clase política. ↑
- Ver: “Ciclos de alternancia perversa de los gobiernos, página 247, en: Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina. ↑
- Peronistas y anti peronistas, en el campo popular, configuran una “falsa oposición”, ya que ambos tienen el mismo enemigo, la oligarquía. Así pasa con todos los partidos. Sin duda, la “unidad” del campo popular requiere superar estas falsas oposiciones, que lo fragmentan a favor de la oligarquía. Dividir para reinar. ↑