Organización, promoción y multiplicación de la alfabetización política de la ciudadanía como acción ineludible de la lucha por la soberanía
Organización, promoción y multiplicación de la alfabetización política de la ciudadanía como acción ineludible de la lucha por la soberanía
El pensamiento dominante es el de los sectores dominantes
La afirmación del título explica por qué una gran parte de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular cree que la política se dirime “exclusivamente” en el marco de la disputa partidaria.
Esto que vamos a reflexionar aquí, que debemos aprenderlo, promoverlo y difundirlo entre todos y todas, no lo van a encontrar en el sistema educativo, ni en los medios de comunicación hegemónicos, y menos aún, en las redes sociales en manos de las grandes plataformas digitales de los mil millonarios.
Vamos a ver y reflexionar sobre cómo entiende y practica la política una gran parte de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular.
¿De dónde surge y en qué se respalda nuestra reflexión?
Es una reflexión que nace del análisis de las experiencias que nos brinda la realidad social y política, así como de miles de entrevistas callejeras para conocer la opinión de los ciudadanos y ciudadanas, orientada por nuestra “teoría de la contradicción principal como fundamento de la lucha política”.
Recordemos nuestra concepción de la “praxis” (la síntesis teoría-práctica):
“La teoría sin práctica es vacía, y la práctica sin teoría es ciega”
La realidad social y política la experimentamos en las prácticas concretas del día a día, que se expresan en el desempeño de los medios de comunicación, que están concentrados en manos del bloque de poder oligárquico[1], así como en la reacción de la ciudadanía, cuya opinión está siendo medida “todo el tiempo”, en el marco de la construcción de opinión pública manipulada que realiza el bloque de poder oligárquico con el objetivo de “garantizarle” un consenso positivo de aprobación a los gobiernos que representan sus intereses.
También nos resultan un excelente insumo de valiosos datos las entrevistas que se realizan en las calles, en nuestro caso, “Sergio en la calle”, que ya lleva realizadas casi 4000 entrevistas callejeras[2], es una pieza fundamental de nuestro proyecto.
Vayamos al grano con una pregunta que es esencial:
¿Cómo entiende y practica la política una gran parte de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular?
Vamos a mostrar con sólidos argumentos que la forma de entender y practicar la política de esta gran parte de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular, es realmente “suicida”, y no sólo a nivel individual es un suicidio, sino a nivel colectivo.
El periodismo, tanto el que responde en forma mercenaria a los intereses del bloque de poder oligárquico, como, lamentablemente, el crítico de los gobiernos reaccionarios de la derecha neoliberal, aunque, por supuesto, de forma distinta, alimentan esta conducta de la ciudadanía. También hay que incluir a políticos del campo popular en la práctica de este gran error.
¿Cuál es el error?
Tiene varias facetas.
Primero suponer, como un dato inmodificable, la ignorancia e ingenuidad política de esta importante porción de ciudadanía del campo popular. Una gran parte del periodismo crítico, si no es todo, de los partidos y gobiernos reaccionarios de la derecha neoliberal, analizan la política desde este falso supuesto:
Los cambios y transformaciones sociales sólo van a producirse si los líderes y dirigentes del campo nacional y popular cambian sus estrategias de hacer política.
En ningún momento aparece el pueblo como un factor clave de la política. No entienden que si persiste la realidad comunicacional, educativa y cultural que está siendo hegemonizada por el bloque de poder oligárquico, no será posible promover ningún cambio significativo en la realidad política, social y económica de los países de nuestra región.
En segundo lugar, “justificar” el voto al gobierno reaccionario de Milei, que incluye a votantes del peronismo y el kirchnerismo, sobre la base de un supuesto gran fracaso del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández.
Para nosotros es un enorme error “justificar”, es decir, considerar una conducta lógica y no reprochable, el consenso y el voto de importantes sectores del campo popular a partidos y candidatos reaccionarios, por supuesto bajo el mandato de los intereses de la geopolítica norteamericana y los grandes capitales económico financieros multinacionales.
El consenso y voto de amplios sectores del campo popular a candidatos y gobiernos reaccionarios de la derecha neoliberal, que es un suicidio ciudadano, tiene varios responsables:
- Los propios ciudadanos y ciudadanas que, manipulados y engañados, les dan consenso y los votan,
- Los políticos, partidos políticos, alianzas y gobiernos de la derecha neoliberal que, lógicamente apoyados por el bloque de poder oligárquico, utilizan los medios de comunicación hegemónicos y redes sociales bajo su poder, para influir, condicionar y manipular a la población, a los efectos de obtener su consenso y voto,
- Los políticos, partidos políticos, frentes y gobiernos de sesgo nacional y popular que, condicionados por la democracia liberal, se vienen despreocupando y se despreocupan de la necesidad de que la ciudadanía aprenda a informarse mejor y asuma la necesidad de elevar su nivel de formación política,
- Los medios de comunicación alternativos y críticos de los gobiernos reaccionarios de la derecha neoliberal, que consideran y suponen como inmodificable, es decir, lo presentan como una variable independiente, el bajo nivel de formación política de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular.
La transformación más importante debe darse en el pueblo
Todo esto que estamos reflexionando nos lleva a pensar que el problema político de raíz está en el pueblo. Esto quiere decir que la “transformación” más importante debe darse allí, en el pueblo.
Aunque no les restamos su importancia, la respuesta de fondo no está en las acciones y conductas de los líderes, partidos y frentes políticos, sino en las acciones y conductas de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular.
¿Y cómo piensa y actúa está ciudadanía?
Lo primero que comprobamos es que esta importante porción de ciudadanos y ciudadanas que, por su condición socio-económica, pertenecen al campo popular, han incorporado y naturalizado las ideas centrales de la democracia liberal burguesa:
- El pueblo no delibera ni gobierna, sino a través de sus representantes,
- De lo anterior se desprende que se trata de una “democracia indirecta”, esto es, delegativa. Aquí naufraga la importante idea de que la democracia debe ser ejercida por el pueblo, fundamentalmente, en forma directa,
- Por lo tanto, la participación central de la ciudadanía tiene dos vertientes: 1) Dar consenso a políticos y gobiernos en el marco de las continuas mediciones que realiza el sistema y 2) Votar legisladores, cada dos años y al gobierno cada cuatro años.
La internalización y naturalización de estas tres ideas lleva a que los ciudadanos y ciudadanas “crean”, equivocadamente, que su responsabilidad política se agota en su cumplimiento.
Pero los ciudadanos y ciudadanas que conforman el amplio campo popular, deben saber que en la Constitución Nacional se consignan acciones que implican el ejercicio de una democracia directa, por ejemplo, el derecho a movilizarse y manifestarse. Cuando los ciudadanos, en la lucha por la defensa de sus derechos y en rechazo de los abusos de los gobiernos y el poder real que los condiciona, nos movilizamos y manifestamos, lo hacemos en forma “directa”, ya que no hay ninguna delegación de poder a ningún representante.
También cuando respondemos a una encuesta, o discutimos y debatimos en cualquier circunstancia, estamos ejerciendo una acción de democracia directa. De la misma forma, cuando escribimos un libro o un artículo en un medio de comunicación, subimos un vídeo en una red social o damos nuestra opinión a un público masivo mediante cualquier medio, estamos ejerciendo una acción de democracia directa.
Pero todo esto se derrumba cuando asumimos supuestas posiciones neutrales, cuando decimos, por ejemplo, “a mí la política no me interesa”. En primer lugar la mayoría de los ciudadanos que se definen como a-políticos, en realidad se están definiendo como a-partidarios, sencillamente, porque es imposible ser a-político.
Debemos confesar que cada día nos resultan más intolerables los ciudadanos y ciudadanas que, justificándose en los actos de corrupción de los políticos y funcionarios públicos, se sienten habilitados a eludir su responsabilidad ciudadana, que es participar en forma comprometida en la solución de los problemas que se suceden todo el tiempo en las sociedades y, que, inevitablemente, siempre tienen un componente político.
Repudiarla y desinteresarse de la política es una conducta caprichosa e infantil, realmente deplorable. Y no es perdonable, aún en aquellos y aquellas que no comprenden la diferencia entre el significado social y el partidario del concepto de política.
La ignorancia de los supuestos
El análisis de las magníficas entrevistas de Sergio nos señala, sin ninguna duda, que una gran parte de la ciudadanía cree que la política se dirime “exclusivamente” en el marco de la disputa partidaria de la democracia liberal. Y esto ocurre porque no diferencian los conceptos de “politización y “partidización”, que se basan en los significados “social” y “partidario” del concepto de política[3].
De la internalización y naturalización de que la política se juega exclusivamente en el contexto de la disputa partidaria de la democracia liberal, se desprenden dos tipos de supuestos:
- Los que ignoran el carácter influyente y condicionante del “poder real” (bloque de poder oligárquico) sobre la ciudadanía, los políticos, los partidos y los gobiernos.
- Los supuestos, que definimos como ingenuos, derivados, precisamente, de ignorar al “poder real”, que nacen en una ciudadanía con un bajo nivel de alfabetización política, porque el sistema educativo no se la proporcionó, y que, además, es objeto de la manipulación subjetiva de los medios de comunicación hegemónicos y las redes sociales dominadas por las grandes plataformas digitales de los mil millonarios norteamericanos.
El ciudadano medio común que, por su condición socio-económica pertenece al amplio campo popular, ignora dos tipos de supuestos que debería conocer:
- Debería suponer la influencia y los condicionamientos del “poder real” sobre la realidad política, pero no lo hace,
- Debería saber que sus análisis de la realidad política se sostienen en supuestos ingenuos y, por lo tanto, falsos, que ignora y lo llevan a tomar decisiones erróneas:
Es fácil comprobar que los supuestos que ignora son los que explican los supuestos ingenuos y falsos, que también ignora y aplica en sus razonamientos.
Desconocer el carácter influyente y condicionante del “poder real”, distorsiona severamente su lectura de la realidad política, porque lo lleva a creer que la política se dirime “exclusivamente” en la disputa partidaria.
El ciudadano común, Ignora la contradicción principal que está en la base de las sociedades, que se da entre los intereses del bloque de poder oligárquico y los intereses de la nación y el pueblo, de lo que se desprende una “correlación asimétrica de poder” que favorece claramente a la oligarquía. Esto es, lisa y llanamente, ignorar la influencia y condicionamientos del “poder real” sobre la realidad social y política.
¿Cómo comprobamos y fundamentamos esta asimetría?
Lo demuestran:
- Los sistemas educativos en la matriz histórica de la oligarquía, por lo que no forman ciudadanía crítica y con conciencia política,
- La existencia de una hegemonía de los medios de comunicación concentrados en manos del bloque de poder oligárquico,
- Las redes sociales de las grandes plataformas digitales en manos de los mil millonarios norteamericanos.
En síntesis, el espacio comunicacional, educativo y cultural está, sin duda, en manos de la oligarquía.
Aquí nos debe quedar claro, ante esta situación, que los gobiernos de sesgo nacional y popular tienen que incluir en su “proyecto de poder”, la lucha por la democratización de este espacio. De no hacerlo, de no dar la batalla cultural, la superación de la alternancia perversa[4] será completamente imposible.
Pero para dicha tarea no es suficiente con la acción de los líderes políticos y los gobiernos, se necesita también imperiosamente el compromiso y participación activa de la ciudadanía, de quienes conformamos el amplio campo popular, que debemos organizarnos desde las bases para promover y multiplicar la elevación del nivel de alfabetización política de la ciudadanía.
¿Cómo corroboramos esto en las entrevistas?
En el análisis de las respuestas de los entrevistados por Sergio nos queda claro que están siendo “pensados” y “hablados” por la cultura dominante, en nuestro caso, la Argentina, en el marco de las acciones de lawfare (guerra jurídica).
Por ejemplo, dicen:
“Gracias a Cristina me pude jubilar, pero jamás la votaría. Y cuando se les pregunta por qué no la votaría, responden: “porque es una chorra”.
Otras afirmaciones muy repetidas respecto del gobierno de Milei son:
- Hay que esperar, recién va un año de gobierno
- Yo tengo esperanzas
Y cuando Sergio les pide que le hablen en cámara al presidente, le dicen:
- Presidente, piense en los pobres, en los jubilados, en los niños, etc
Es obvio que le están pidiendo peras al olmo.
¿Qué supuestos subyacen, que ignoran, en sus afirmaciones sobre la realidad política?
Respecto de los supuestos ignorados e ingenuos, el primero que vale destacar es la creencia de que todos los candidatos y gobiernos “tienen buenas intenciones”, lo que queda plasmado en frases repetidas todo el tiempo por muchísimos ciudadanos y ciudadanas:
“Es mejor que a Milei le vaya bien”,
“Ojalá que le vaya bien a Milei, porque nos vamos a ver beneficiados todos”
“Si a Milei le va mal, nos va mal a todos”, etc.
¿Qué hay detrás de estas declaraciones?
Hay ingenuidad e ignorancia.
¿Por qué? ¿Qué se ignora? ¿Qué ignoran los ciudadanos y ciudadanas?
En primer lugar, que estos gobiernos cipayos y reaccionarios, como el de la Libertad Avanza, no vienen con “buenas intenciones”.
Es muy ingenuo, desde el punto de vista político, creer, como comprobamos en tantos ciudadanos y ciudadanas, que todos los candidatos, políticos y gobiernos vienen con la intención de promover el desarrollo de la nación y el bienestar del pueblo.
Es evidente que quienes creen en las buenas intenciones de gobiernos como el de Macri y Milei no tienen la menor idea de cómo gravita la geopolítica norteamericana en nuestra región, desconocen dramáticamente una evidencia objetiva.
Por eso, la primera pregunta que, en tanto ciudadanos y ciudadanas del amplio campo popular, debemos plantearnos, antes de darle consenso a un candidato, político o partido, es:
¿Qué intereses “representa”?
Cuando descubrimos qué intereses representa ya sabemos a qué atenernos.
¿Por qué no tienen buenas intenciones?
Precisamente porque representan otros intereses, no los de la patria y el pueblo. Representan los intereses del “poder real” (el bloque de poder oligárquico), que esta ciudadanía desconoce.
El ciudadano común no ve la influencia del poder real en la política. Esta ignorancia lo confunde mucho. Si ven las entrevistas, lo van a comprobar rápidamente
Es claro que en este punto el ciudadano común está fuertemente desinformado, ya que no le hablaron nunca de este tema en la escuela, menos en los medios y ni que hablar de las redes sociales.
En todo el espacio comunicativo-educativo-cultural, aunque es harto evidente esta realidad, la política permanece anclada en la disputa partidaria de la democracia liberal.
El análisis de las entrevistas nos señala que una gran parte de la ciudadanía ignora la gravitación del “poder real” en la realidad política
El análisis de las entrevistas nos confirma plenamente que gran parte de la ciudadanía ignora la influencia del “poder real” en la política. Es un contexto que se les ha sustraído. No lo registran en su conciencia.
Por ejemplo, en la charla y la discusión política no aparece la “dominación” de la geopolítica norteamericana en los países de la región de América latina y el Caribe, de la que no se puede dudar, porque son hechos objetivos comprobables en la historia y el presente.
No hay duda de que el gobierno de Milei ha venido, y lo está ejerciendo, con el mandato representativo de dicha geopolítica. Por lo tanto, Milei no vino a representar los intereses de la patria y el pueblo, sino los de la geopolítica norteamericana y, con ellos, los del sistema económico-financiero internacional.
Como me gusta mucho hablar de política en todas partes y a toda hora, Ayer me fui a comprar un pantalón vaquero a un negocio en el que el dueño, en un breve intercambio, cuando yo le dije que no se podía depositar ninguna esperanza en este gobierno, me respondió, con gran sorpresa, “pero hay un montón de gente que está muy esperanzada en este gobierno”. Mi replica fue contundente: “que nadie deposite ninguna esperanza en este gobierno, porque no vino a solucionar los problemas de la nación y el pueblo, de ninguna manera vino a eso”. Yo le seguí explicando, pero él, abrumado, ante una persona que entró al local aprovechó para abandonar la charla.
Una parte muy importante de la ciudadanía analiza a los políticos y a los gobiernos de una forma “descontextualizada”, lo cual es un gravísimo error. Desconoce completamente el contexto, sin el cual no es posible entender nada.
¿Cuál es el contexto que no toma en cuenta?
El del “poder real”, el de la influencia y condicionamientos del bloque de poder oligárquico sobre “toda” la política. Sobre los políticos y los gobiernos. Tanto sobre los gobiernos reaccionarios de la derecha neoliberal, como sobre los de sesgo nacional y popular.
Esta ciudadanía no percibe la influencia y los condicionamientos que este “poder real”, el bloque de poder oligárquico, ejerce sobre:
- La ciudadanía
- Los políticos
- Los partidos políticos
- Los gobiernos
Es evidente que el “poder real” con su influencia comunicacional, educativa y cultural, condiciona la subjetividad de la ciudadanía,
Y con su poder de lobby, sus posibilidades de condicionar a los políticos de todos los colores partidarios, es inmensa. Recordemos siempre:
“Las ideas dominantes son las ideas de los sectores dominantes”
No olvidemos nunca que la geopolítica norteamericana es quien vertebra el accionar de los bloques de poder locales en los distintos países, para promover y apuntalar a los candidatos, partidos y alianzas reaccionarias, así como para infiltrarse en los de sesgo nacional y popular y boicotearlos, dividirlos y desestabilizarlos.
Prestemos atención a un hecho que también se ve muy bien reflejado en las entrevistas de Sergio. La ciudadanía no tiene en cuenta que el “poder real” trabaja “positivamente”, esto es, apoyando y promoviendo a los políticos, partidos y alianzas reaccionarias de la derecha neoliberal y “negativamente” con los políticos, partidos y frentes de sesgo nacional y popular. Crea y promueve candidatos de la derecha reaccionaria y erosiona y boicotea, de diferentes formas, a los políticos y candidatos de sesgo nacional y popular.
La necesidad de aplicar una “doble vara” en la evaluación de los resultados de los gobiernos
De lo anterior deducimos la necesidad de aplicar una “doble vara” en el análisis del desempeño de dichos políticos, partidos y gobiernos. Doble vara de la que no tiene la menor idea una gran cantidad de ciudadanos y ciudadanas del amplio campo popular, como resulta del análisis de cientos de entrevistas.
Si como realmente sucede, el bloque de poder oligárquico promueve y apoya a los gobiernos reaccionarios de la derecha neoliberal, como el de Macri y el de Milei, por ejemplo, y ataca, boicotea, divide y desestabiliza a los de sesgo nacional y popular, no podemos analizarlos de la misma forma. Sin embargo, la mayoría de la población, e incluso el periodismo supuestamente crítico, no lo toma en cuenta y no pondera debidamente la importancia que tiene el uso de esta “doble vara” en el análisis.
Esto queda plasmado en innumerables entrevistas en la calle, cuando los entrevistados y entrevistadas dicen:
“Cristina no bajó la pobreza”,
“Con Cristina los jubilados también estaban mal”,
“Con Massa se disparó la inflación”, etc.
“Todos los gobiernos son lo mismo, todos roban”
Está claro, el “mercado”, que es una parte del bloque de poder oligárquico, es quien provoca las corridas cambiarias que generan la inflación. También es cierto que los políticos y gobiernos de sesgo nacional y popular deben tener estrategias para enfrentar estas situaciones, son responsables de hacerlo. Entre estas estrategias estaría la comunicación popular, que implica darle pelea a los medios de comunicación hegemónicos, así como promover una verdadera formación política de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular.
Lamentablemente, estas acciones no se practican porque toda la energía se canaliza en el campo electoral, es decir, en la promoción de electores, esto es, en promover ciudadanía partidizada, que no es lo mismo que formar ciudadanía politizada. La ciudadanía partidizada es volátil, mientras que la ciudadanía politizada tiene un fuerte nivel de compromiso, que va más allá de lo partidario.
Una ciudadanía partidizada es influenciable y manipulable, lo que no ocurre con una ciudadanía politizada.
Debemos saber que los gobiernos de sesgo nacional y popular, para sostenerse y realizar las transformaciones que la nación y el pueblo necesitan y librarse de la alternancia perversa[5], requieren del apoyo de un pueblo politizado, es decir, con conciencia política.
Los errores de una ciudadanía despolitizada
La ciudadanía, porque no se siente parte del juego político, tema que enseguida veremos, y porque no toma en cuenta, como vimos, al “poder real”, realiza un muy mal análisis de la realidad política.
Castiga con su consenso y voto al frente nacional y popular y premia al candidato y al partido que los va a destruir, que va a vender a la nación, traicionar a la patria y hundir en la miseria y el hambre al pueblo. Esta es una verdadera conducta suicida que se ejerce en forma inconsciente. ¿Por qué ocurre esto? Porque ha incorporado un mito de la democracia liberal que consiste en creer que la política se dirime exclusivamente en una confrontación de partidos, donde “todos” ellos se someten a las reglas establecidas por las constituciones y poseen objetivos democráticos. Pero la realidad no señala otra cosa. Los partidos y alianzas que representan los intereses del bloque de poder oligárquico no son democráticos, y no lo son por una simple razón:
La oligarquía es antidemocrática por naturaleza
¿Cuál debería ser, entonces, la conducta de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular frente a los gobiernos de sesgo nacional y popular cuando no cumplen con sus promesas de campaña?
Jamás castigarlos dándole consenso y votando a un partido o alianza del bloque de poder oligárquico.
¿Por qué?
Porque debería conocer, y no conoce por su déficit de formación política, las razones que explican el supuesto fracaso de los partidos y frentes de sesgo nacional y popular. Veamos.
Las razones que explican el fracaso de los partidos y frentes de sesgo nacional y popular
El fracaso de los gobiernos nacionales y populares tiene razones que lo explican:
Para que los gobiernos de sesgo nacional y popular puedan ejercer el poder que necesitan para luchar contra los intereses de la oligarquía, y no sucumbir ante ellos, necesitan del apoyo de un pueblo empoderado y sabemos que no tenemos un pueblo empoderado[6].
El primer paso para empoderarnos está en elevar nuestro nivel de alfabetización política, el que requiere, en un primer momento, de la voluntad individual de hacerlo de cada uno de nosotros, de cada ciudadano y ciudadana. Porque si todos somos cero, como decía Gandhi, la suma de ceros siempre dará cero. ¿Por qué no tenemos un pueblo empoderado? Por la acción “despolitizadora” histórica y presente del bloque de poder oligárquico. Por esa razón el empoderamiento popular debería ser la prioridad uno de cualquier proyecto político de transformación.
Aquí hay que recordar que la acción despolitizadora es una estrategia de la que no puede prescindir el bloque de poder oligárquico, ya que le va su vida en ello, y si no lo hiciera se suicidaría.
Sólo existen dos modelos políticos: el nacional y popular y el reaccionario de la derecha neoliberal
También tenemos que saber que, tomando como orientación la “teoría de la contradicción principal como fundamento de la lucha política”[7], sólo existen dos modelos:
a) El reaccionario de la derecha neoliberal y
b) El progresista nacional y popular.
Por supuesto, el primero, el reaccionario de la derecha neoliberal, se gesta en el contexto del bloque de poder oligárquico y, por lo tanto, va a tener el apoyo total de dicho poderoso bloque. Mientras que el de sesgo nacional y popular, todo lo contrario, va a ser, desde su inicio, boicoteado, desestabilizado y dividido, por el bloque de poder oligárquico. Y, por ello, va a sufrir los efectos, debido a sus políticas, por ejemplo, de las corridas bancarias que promueve siempre el mercado (que es parte del bloque de poder oligárquico) contra los gobiernos de sesgo nacional y popular, lo que genera devaluaciones que afectan los precios y, consecuentemente, una inflación que perjudica, principalmente, a los sectores populares.
Otra de las razones que explican el fracaso de los gobiernos de sesgo nacional y popular está en su encorsetamiento en las reglas de juego de la democracia liberal. Los gobiernos de sesgo nacional y popular deben encauzar la mayor parte de sus recursos y energía al mantenimiento y multiplicación de votantes, ya que (habiendo elecciones cada dos años) los necesitan imperiosamente para mantenerse en el gobierno. Por lo tanto, disponen de pocos recursos y energía para formar ciudadanía crítica y con conciencia política, en una palabra, para formar políticamente a la ciudadanía, para politizarla (no partidizarla). Y necesitan hacerlo, porque sin un pueblo que los apoye y sostenga, los gobiernos de sesgo nacional y popular, lo venimos viendo en la historia y en el presente, no pueden mantenerse en el poder de gobierno.
Además, la democracia liberal, en el marco de la disputa partidaria, favorece más al bloque de poder oligárquico que al campo nacional y popular, por dos razones:
a) Porque permite que los partidos y alianzas surgidas del riñón del bloque de poder oligárquico se camuflen como democráticos en el marco de la disputa partidaria, cuando sabemos que la oligarquía es anti democrática por naturaleza y
b) La disputa partidaria promueve la división del campo popular porque genera falsas antinomias y, por lo tanto, impide su unidad
Todas estas razones nos obligan a aplicar distintas varas para evaluar a los gobiernos de sesgo nacional y popular y los reaccionarios de la derecha neoliberal. De ahí que compararlos, es decir, evaluarlos con la misma vara, lleve a conclusiones erróneas. Por ejemplo cuando los entrevistados dicen:
- El gobierno de Macri y el de Alberto fueron dos desastres,
- Siempre el gobierno que viene la echa la culpa al que pasó,
- Todos estos problemas vienen de viejo, vienen de antes,
- Siempre fue lo mismo, los políticos y los gobiernos son todos iguales
Por lo tanto, no podemos evaluar a los dos tipos de gobierno con la misma vara, justamente lo que hace una gran parte de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular, sobre todo cuando dicen en las entrevistas:
- Los jubilados siempre estuvieron mal,
- La pobreza siempre existió y el peronismo no la pudo bajar nunca,
- Siempre hubo inflación,
- Siempre hubo desocupación,
- En el gobierno de Cristina subía la inflación,
- Masa fue un desastre con la inflación, la llevó a más del doscientos por ciento,
- En los gobiernos kirchneristas tampoco entregaban medicamentos gratis
¿Por qué hay tantos ciudadanas y ciudadanas que, por su condición socio-económica pertenecen al amplio campo popular, que comparan a los dos tipos de gobierno sin aplicar la doble vara de evaluación?
Es muy clara la respuesta, desconocen completamente la influencia y los condicionamientos del “poder real” en la realidad política, por lo que ignoran el hecho de que el bloque de poder oligárquico construye todo el tiempo opinión pública manipulada.
Por lo tanto, los resultados de ambos tipos de gobierno van a ser diferentes y, por eso, nos pueden ser medidos con la misma vara.
Los despolitizadores límites de la democracia liberal
Es indudable que una parte considerable de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular, en el mejor de los casos, sólo participa y se compromete en el marco que establece la democracia liberal burguesa: dar consenso y votar cada dos años.
Y lo hace desde la peligrosa “naturalización” de que la participación y el compromiso político radican en eso, en cumplir con lo que establece y manda la democracia liberal. No tienen la menor idea de que la ciudadanía, el pueblo, es quien detenta el verdadero y auténtico poder y debe aprender a ejercerlo.
Es indudable que una gran parte de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular “desconoce” el enorme poder que tienen los pueblos, precisamente, porque desconoce su realidad de manipulado.
Son muchos los ciudadanos y ciudadanas que ignoran que son manipulados, y que, por lo tanto, no aceptan que son “pensados” y “hablados” por los medios de comunicación concentrados y las redes sociales en manos de las grandes plataformas digitales de los mil millonarios.
La espiral del silencio en acción
Miren este ejemplo, del que soy el protagonista. Yo me auto percibo como una persona con capacidad crítica, que ejercito el pensamiento crítico. Sin embargo, no estoy exento de la “espiral del silencio”[8]. El otro día estaba viendo un vídeo de Leonardo Greco, en el que preguntaba: ¿cuál fue el primer atentado terrorista en la Argentina? Como me sentí desafiado, paré el vídeo y me puse a pensar. Mi mente recorrió los atentados a la embajada de Israel y la AMIA, pero no apareció, como muy bien señaló después Leonardo, el que realmente es el primer atentado terrorista en la Argentina, el bombardeo a la Plaza de Mayo por parte de los opositores al gobierno del General Perón, en junio de 1955.
¿Por qué se silenció en mi memoria?
Precisamente, debido al trabajo ejercido sobre ella por la “espiral del silencio”. Imaginemos lo que puede ocurrir en personas que no valoran el pensamiento crítico, ni han recibido formación al respecto, como sucede con muchísimos ciudadanos y ciudadanas del campo popular. Indudablemente, se va a cumplir el designio del filósofo Juan Pablo Feinmann, cuando dice, “usted es pensado”, “usted es hablado”.
Por eso, en las entrevistas se les debe preguntar, como muchas veces lo hace Sergio, a los ciudadanos y ciudadanas:
“¿Sospecha usted que puede estar siendo “pensado” y “hablado” por los medios de comunicación y las redes sociales?
Debemos tomar conciencia de que “las ideas dominantes, son las de los sectores dominantes”, justamente porque quienes poseen el poder material, disponen a la vez, de la capacidad de mandar en el plano educativo y cultural, censurando y prohibiendo las ideas críticas y liberadoras e instalando y promoviendo las suyas. Claro que esta batalla cultural no está saldada, por supuesto, continúa.
Mientras los pueblos estén manipulados, enajenados, esto es, “desempoderados”, no habrá ninguna posibilidad de verdaderas transformaciones políticas, ni en los países y tampoco en el mundo. En la medida en que la ciudadanía que constituye el amplio campo popular, comienza a elevar su nivel de formación política y va asumiendo su responsabilidad ciudadana, comprometiéndose en la lucha política más allá del restrictivo mandato de la democracia liberal, que reduce la política a la disputa partidaria, comienza a vislumbrar y percibir todo su enorme poder transformador.
Pero el poder real controla a la ciudadanía manipulándola a partir de su capacidad de “construir” opinión pública enajenada[9].
La influencia y condicionamientos del bloque de poder oligárquico sobre la realidad política es un “supuesto fundamental” que no está presente en sus análisis, por eso una gran parte de la ciudadanía no entiende nada y sus razonamientos son un mar de contradicciones, como quedan en evidencia en las cerca de 4000 entrevistas de “Sergio en la calle”.
En síntesis, el problema de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular es simple de entender, aunque muy difícil de saldar. No obstante, tener claro el diagnóstico es fundamental para encontrar los caminos estratégicos para su solución.
El problema es de índole comunicativa, educativa y cultural, es decir, deficiente información, formación y capacidad de reflexión. Este es el problema. Esta ciudadanía ha internalizado y naturalizado un conjunto de ideas que son erróneas:
- La política se reduce al contexto partidario de la democracia liberal,
- Los políticos, partidos, alianzas y frentes políticos son los que desarrollan y definen, “en forma exclusiva”, el destino y lo que ocurre con las naciones y los pueblos, por lo tanto, se trata de elegir el gobierno adecuado, al mejor gobierno,
- Aunque no lo expresa así, esta ciudadanía entiende la política como una lotería, y la clave estaría en saber elegir, en acertar eligiendo al mejor candidato para gobernar, y si no se gana, hay que seguir probando,
- El gobierno de Alberto fue muy malo, desastroso, por lo tanto era mejor probar con otro. Es así como elegí votar a Milei.
Una gran parte de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular vive en la burbuja de la democracia liberal y “no tiene conciencia” de un conjunto de hechos, que se nos revelan en las entrevistas y que son importantes para gravitar en la realidad política. Por eso, el ciudadano y la ciudadana comunes, no saben:
- Que existe el “poder real” (bloque de poder oligárquico), influyendo y condicionando todo el espectro político y, por lo tanto, el sistema de la democracia liberal formal,
- Que existe una asimetría de poder en la correlación de fuerzas entre el bloque oligárquico y el pueblo,
- Que la lucha política va más allá de elegir a candidatos y gobiernos,
- Que de la capacidad de analizar en forma crítica la realidad, así como de la conciencia, responsabilidad y compromiso político de cada ciudadano y ciudadana, depende el destino de todos, esto es, de la nación y el pueblo.
- Que en las democracias liberales la soberanía del pueblo es meramente “formal”, ya que gran parte de los ciudadanos y ciudadanas que constituyen el amplio campo popular, carecen de los conocimientos y competencias necesarios para ejercerla cabalmente,
- Que el sistema no les va a brindar la formación que necesitan para ejercer sus soberanía, porque de hacerlo se suicidaría,
- Que la política que practican se dirime exclusivamente en el contexto de la democracia liberal, porque no perciben que el concepto de política tiene por lo menos dos significados, el “social” y el “partidario”. Y como ignoran el significado social, la política para ellos, los ciudadanos y ciudadanas, se reduce a la confrontación partidaria. Por eso, cuando un ciudadano se define como a-político, en realidad se está definiendo como a-partidario, ya que es imposible ser a-político,
- Que ignoran la existencia de la contradicción principal y, en consecuencia, el poder real, que influye y condiciona a candidatos, políticos, partidos políticos, gobernantes y ciudadanos,
- Que están influidos y condicionados por el poder real y, por lo tanto, creen que lo que piensan y hacen es el resultado de su propia y libre deliberación, cuando la realidad es que están siendo “pensados” y “hablados” por los medios de comunicación hegemónicos y las redes sociales con sus burbujas de filtro,[10]
- Que la política se rige por las lógicas del poder y la posibilidad,
- Por qué los gobiernos hacen lo que hacen. En su ingenuidad, les piden a los políticos y gobernantes lo que no pueden cumplir por estar atados a los intereses de aquellos a los que representan. Por eso, pedirle a Milei que mejore la situación de los jubilados de la mínima, baje la pobreza, mejore los salarios, etc, es como pedirle peras al olmo.
En síntesis, una parte importante de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular no comprende la “enorme importancia” que tiene su participación comprometida y activa en la lucha política.
Justamente aquí está el desafío que estamos encarando:
Promover y multiplicar, desde las bases populares, la elevación del nivel de alfabetización política de la ciudadanía que conforma el amplio campo popular. Y lo hacemos a partir de la re-invención de la maravillosa idea de Paulo Freire:
“Nadie forma a nadie, nadie se forma solo, nos formamos entre todos y todas, en el marco de la realidad social y política en la que estamos inmersos”.
Bibliografía:
Freire, Paulo (1970) Pedagogía del oprimido. México: Siglo Veintiuno Editores.
Lens, José Luis (2001) Paulo Freire: Su praxis pedagógica como sistema. Provincia de Buenos Aires, Tandil. IPF de San Pablo. NEES, FCH, UNCPBA.
Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano, Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina.
- Lens, José Luis (2022) La alfabetización política de la ciudadanía. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina, ver: Bloque de poder oligárquico, páginas 241-242. ↑
- Se trata de las entrevistas que viene realizando Sergio Rodríguez en la red social Instagram: sergiorodriguezoficial_ ↑
- “En el imaginario de la ciudadanía, en general, sólo existe el significado partidario del concepto de política. ¿Por qué? Porque sólo concibe como política la disputa partidaria por el poder de gobierno. Esto equivale a un fuerte recorte de su conciencia política, que estrecha y reduce su campo de acción, cuyas condiciones de posibilidad fueron y son en todo momento creadas por la oligarquía. Pero la política va mucho más allá de la disputa partidaria por el poder de gobierno. Su esencia se realiza en la lucha por el poder real, de ahí que su contexto de significación sea la contradicción oligarquía-pueblo. Precisamente, la politización de la ciudadanía recién comienza a ser posible en la toma de conciencia de la importancia de esta contradicción principal. Entonces podemos decir que hemos incorporado el significado social del concepto de política, que nos posibilita una notable ampliación de nuestra comprensión crítica del fenómeno político. A esto denominamos ciudadanía politizada que, en cuanto tal, asume responsablemente su compromiso en la lucha política por el poder real, que va más allá de la disputa partidaria por el poder de gobierno”. En: Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano, Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina. Significados social y partidario del concepto de política; página 403 ↑
- Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano, Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina. Ver: Ciclos de alternancia perversa de los gobiernos, páginas 247-252. ↑
- Lens, José Luis (2022) La alfabetización política de la ciudadanía. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina, ver: Ciclos de alternancia perversa de los gobiernos, páginas 247-252. ↑
- La oligarquía sabe que su supervivencia depende de impedir que el pueblo se empodere. El peor enemigo del bloque de poder oligárquico es un pueblo empoderado. Y el primer paso del empoderamiento del pueblo está en la elevación de su nivel de formación política. ↑
- Ver; “Teoría de la contradicción principal como fundamento de la lucha política, en: Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aires. Editorial Autores de Argentina, página 113. ↑
- Lens, José Luis (2022) La alfabetización política de la ciudadanía. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina, ver: Espiral del silencio, páginas 309-311 ↑
- Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano. Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina, “Opinión pública enajenada”, páginas 368-369. ↑
- Lens, José Luis (2022) La alfabetización política del soberano, Buenos Aires: Editorial Autores de Argentina. Ver: “Colonización digital”, páginas 260-265. ↑