Neoliberalismo

La Argentina se debate hoy en la mayor estafa política de su historia

La Argentina se debate hoy en la mayor estafa política de su historia

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El Contubernio Cambiemos-Grupo Clarín[1] está llevando al país y su gente a una situación, peor aun que la que sufrimos en 2001.

En el marco de un minucioso, sofisticado y calculado engaño a la población, se está virtualmente destruyendo a la Argentina y a su pueblo. Las razones que posibilitan esta perversa acción no son muy difíciles de descubrir. No es necesario ser un gran investigador para ponerlas en evidencia. Veamos en forma breve y sintética cómo se puede explicar este singular fenómeno socio-económico-político.

No es una novedad que la oligarquía siempre tuvo el poder real en la Argentina. Ningún gobierno “democrático” pudo arrebatárselo. El poder real, fáctico, siempre conspiró y condicionó de muchas formas al poder político. Precisamente, el poder político, cuando no se subordinó enteramente al poder fáctico, fue un auténtico obstáculo para el poder real. Esta es, justamente, la misión del poder político cuando es verdaderamente nacional y popular. Y los ciclos de neoliberalismo y gobiernos, más o menos nacionales y populares, fueron y siguen siendo una constante en nuestro país. Invariablemente, los poderes fácticos terminaron derrotando a los gobiernos (poder político) nacionales y populares. Pero llegamos al colmo del desastre para el campo popular, para las mayorías, cuando el poder político se lo entregamos[2] a los poderes fácticos. Esta concentración inédita de poder fáctico-poder político es una de las mayores desgracias que le pueden ocurrir a un pueblo. En este caso la democracia liberal, que de por sí, tiene como condición de existencia la despolitización de la población, ahora se convierte en un eficaz instrumento político de dominación para la derecha conservadora neoliberal. Porque esta furibunda concentración de poder se expresa en un conjunto de instancias completamente anti democráticas:

  • El Contubernio poder fáctico-poder político monopoliza y hegemoniza los medios. La concentración mediática a favor del Contubernio llega al 98%. Un poder total. Los medios son omnímodos y omnipresentes. La mayoría de los periodistas y comunicadores del medio se someten de forma vil, miserable y cipaya al Contubernio. Y esta, sin ninguna duda, es una situación absolutamente anti democrática.
  • Este Contubernio instala una situación de “excepcionalidad institucional”, con lo cual el Estado de Derecho virtualmente desaparece. El sistema judicial queda supeditado completamente a los designios del Ejecutivo (el Contubernio). Los jueces ya no imparten justicia, sino que se convierten en unos lamentables títeres del Contubernio. Los diferentes estamentos institucionales de control sobre el Estado quedan en manos del Contubernio. Como por ejemplo, la Oficina Anticorrupción, manejada por una furiosa militante de Cambiemos.
  • La población que, en general, no posee un buen nivel de cultura política, es vilmente manipulada y engañada por el omnipotente aparato informacional-comunicacional. Mediante la zanahoria neoliberal de la esperanza futura[3], es demasiada la gente que les cree y los vota, para luego desengañarse, lo que ya está sucediendo y sucederá inexorablemente. Y esto, que ya está pasando, le va a ocurrir a muchos de los creyentes, cuando desesperados se descubran hundidos en todo tipo de carencias y frustraciones. La legitimidad que le arrancan al pueblo mediante todo tipo de manipulaciones es su coartada para imponer los ajustes que requieren su perversa distribución inequitativa de la renta del país y su entrega a los intereses de afuera.
  • En esta situación la democracia es una farsa. Pero como el concepto está instalado firmemente en el imaginario colectivo, esto es, naturalizado en la población, su legitimidad está garantizada. Guay de aquellos que pongan en cuestión la democracia, o critiquen a una población que se suicida con el voto, porque serán señalados como autoritarios o fascistas que vituperan y subestiman en forma soberbia a la población, que siempre tiene sus respetables razones para votar a quien le parezca mejor.

Es totalmente imposible hablar de democracia, cuando:

  • Existe una concentración de poder nunca vista en la Argentina, que se expresa en la convergencia: poder fáctico-poder político, una aberración institucional y ética, una acción del todo fraudulenta, porque los funcionarios y políticos están de los dos lados del mostrador. Los megamillonarios convertidos en funcionarios y políticos se controlan a sí mismos, aberraciones si las hay.
  • El 98% de los medios están en manos del Contubernio. Debemos tomar consciencia de que el monopolio mediático es totalmente incompatible con la democracia. Sin voces opositoras que investiguen y denuncien, la desinformación entierra a la democracia.
  • Los jueces responden como marionetas a los objetivos y dictados del Contubernio. Mientras los medios silencian y ocultan los innumerables casos de corrupción del gobierno actual y los jueces esbirros del poder dan vuelta los fallos condenatorios de los funcionarios y políticos macristas, los casos de corrupción del gobierno anterior, en gran parte creados y sobredimensionados, se arman y presentan antes de las elecciones, mediante repugnantes y detestables shows mediático-judiciales.
  • El Contubernio, como vimos, ha instalado una situación de “excepcionalidad institucional”, que deja fuera de juego al Estado de Derecho. El presidente redacta un DNU (Decreto de necesidad y Urgencia) para cambiar una ley que impedía que su hermano pudiera blanquear más de 600 millones de pesos. Se digita una Corte Suprema de Justicia a la medida de los objetivos e intereses del Contubernio. De esta forma el sistema judicial queda supeditado completamente a los designios del Ejecutivo (el Contubernio). Así se liquida la independencia de los poderes de gobierno. También, como vimos, la Oficina Anticorrupción, que debe controlar a los funcionarios del Estado, se le entrega a una militante del PRO, el partido del Contubernio. Por eso, no es nada exagerado decir que hoy en la Argentina no existe el Estado de Derecho.

Están destruyendo la democracia a la vista de todos los argentinos bien nacidos, con la colaboración de un repudiable conjunto de cipayos, mercenarios y traidores a la patria, que ocupan los medios y el Poder Judicial. Dolor, impotencia, rabia, mucha rabia. Esta es la emoción que nos embarga. Pero estamos de pie y luchando, con la firme convicción de que no van a ganar.

Decimos todo esto con la autoridad que nos da la experiencia vivida. Porque lo de hoy, digan lo que digan, es demasiado parecido a lo de ayer. La dictadura del proceso no fue el resultado de un golpe militar, sino de un golpe cívico.-militar, porque la ciudadanía lo avaló y legitimó. Infinidad de veces discutí y hasta me agredieron por criticar la calcomanía de la bandera argentina que decía: Los argentinos somos derechos y humanos”. ¡Qué difícil hacerle entender a la gente que la critica desde el exterior no era para los argentinos, sino que estaba dirigida al gobierno militar dictatorial y genocida! Lo mismo me ocurrió con la Guerra de Malvinas. ¡Qué difícil hacerle entender a la gente, que la invasión a Malvinas tenía por verdadero objetivo la recuperación de la legitimidad pérdida por la dictadura[4]. Una instancia de relegitimación manipulativa como lo fue el Mundial de Fútbol de 1978.

¡Qué difícil es hacerle entender a la gente que este gobierno, mejor dicho el Contubernio, es un gran manipulador que está estafando la buena fe del pueblo argentino y saqueando y entregando el país a los intereses extranjeros! ¡Qué difícil es hacerle entender a la gente que votando al Contubernio se está suicidando! Y no decimos esto porque nosotros seamos unos iluminados. Tampoco hablamos desde algún tipo de soberbia. Lo decimos humildemente, pero con firmeza, porque ya lo vivimos, porque ya mamamos las experiencias del engaño y la manipulación y porque nos da mucha bronca, muchísima rabia, que vuelvan impunemente a insultar nuestra inteligencia, la inteligencia del pueblo.

 

 

  1. El valiente y digno periodista Víctor Hugo Morales habla de la troika: Cambiemos-Clarín-Comodoro Py, que es más o menos lo mismo.
  2. Y digo “se lo entregamos” porque la mayoría del pueblo votó el engaño, votó la estafa. Por supuesto, no intencionalmente, porque nadie se hace daño voluntariamente, pero sí creyendo, otra vez, en la mentira consetudinaria de la derecha conservadora neoliberal.
  3. El neoliberalismo, en este caso el Contubernio, ejercita en forma maestra la estrategia de legitimar los sacrificios del pueblo en virtud de una esperanza futura de realización y bienestar, que nunca llegará. Son verdaderos maestros de la manipulación y el engaño. Manipulan y engañan a través del discurso. Manipulan y engañan utilizando los medios de información y comunicación que monopolizan. Manipulan y engañan a partir de tergiversar los datos estadísticos, como lo están haciendo en el INDEC con la inflación y la pobreza. Manipulan y engañan con los datos de las obras públicas que dicen están realizando, mostrando fotos falsas, dando datos confusos, diciendo que hicieron lo que no hicieron, etc. Manipulan y engañan con los créditos usurarios, que vienen a reemplazar a las políticas sociales. El sistema financiero, con los créditos que endeudan al pueblo, desplaza a las políticas sociales, mientras los bancos sacan su tajada. Manipulan y engañan para ganar la legitimidad del pueblo a partir del voto resultante de su gran manipulación. En fin, todo es una gran mentira, que debe mantenerse y alimentarse hasta que estalle todo. Son demasiados los analistas, periodistas y comunicadores que ponderan al Contubernio (para ellos sólo Cambiemos) como una fuerza política moderna que supo convertirse en una alianza política de alcance nacional, que está aniquilando el peronismo y que vino para quedarse en la Argentina. Son contados con los dedos de una mano, y nos sobran, los analistas, periodistas y comunicadores que alertan sobre el desastre que significa y significará la deuda que se está contrayendo, las políticas anti populares que se están desarrollando y la entrega del país a los poderes multinacionales.
  4. Fijémonos en la tremenda contradicción de un gobierno respaldado por lo Estados Unidos, en sus acciones golpistas, autoritarias y genocidas, entrando luego en una guerra con su principal aliado, Gran Bretaña. Queda claro que las razones para la invasión a Malvinas no tenían nada que ver con la defensa de los intereses de la Patria, sino con las sucias tropelías de una dictadura usurpadora y genocida que necesitaba re legitimarse de cualquier forma frente a una sociedad que la repudiaba.

José Luis Lens

Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Actualmente, Profesor Titular de la Cátedra de Educación Popular en la FCH-UNCPBA y Profesor Adjunto de Ciencias Políticas en la UBA-CBC.

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