Neoliberalismo

Informe Oxfam – Ingenuidad política o manipulación

El Informe Oxfam de Enero 2018: ¿Ingenuidad política o manipulación?

Resultado de imagen para informe oxfam enero 2018

El informe Oxfam de Enero de 2018: “PREMIAR EL TRABAJO, no la riqueza. Para poner fin a la crisis de desigualdad, debemos construir una economía para los trabajadores, no para los ricos y poderosos”, nos brinda un valioso diagnóstico de la escandalosa desigualdad y opresiva realidad que se vive en el mundo, pero sus soluciones dejan mucho que desear desde un análisis político serio. ¿Se trata de un pecado de ingenuidad del organismo o es el resultado de una intención manipuladora? Me inclino por lo segundo. En lo que sigue aportaré pruebas para demostrarlo.

En el informe se señala, correctamente, un incremento muy fuerte de la desigualdad en el planeta:

En el cuadro; La bonanza de los milmillonarios, se señala:

“Ante la falta de acción, la crisis de desigualdad sigue agravándose a medida que los beneficios del crecimiento económico siguen concentrándose en menos manos:

• El año pasado se produjo el mayor aumento en el número de milmillonarios de la historia, uno cada dos días. Actualmente hay 2 043 personas con fortunas por encima de los mil millones de dólares, de las cuales nueve de cada diez son hombres.

• En 12 meses, la riqueza de esta élite ha aumentado en 762 000 millones de dólares. Esta cantidad equivale a lo necesario para acabar con la pobreza extrema en el mundo hasta siete veces.

• Entre 2006 y 2015, los salarios aumentaron una media de un 2% anual,20 mientras que la riqueza de los milmillonarios se incrementó en un 13%,21 seis veces más.

• El 82% del crecimiento de la riqueza mundial del último año ha ido a parar a manos del 1% más rico, mientras que a la mitad más pobre de la población mundial no le ha llegado nada de ese crecimiento.

• Mientras la fortuna de los milmillonarios aumentó en 762 000 millones de dólares durante el último año, las mujeres aportan a la economía mundial 10 billones de dólares en trabajos de cuidados no remunerados.

• Los últimos datos de Credit Suisse indican que 42 personas poseen actualmente la misma riqueza que los 3 700 millones de personas más pobres del mundo; y el número de personas que el año pasado poseían tanta riqueza como la mitad más pobre de la población mundial se ha revisado a la luz de los nuevos datos, pasando de 8 a 61.

• El 1% más rico sigue acumulando más riqueza que el resto de la humanidad.

• En todos los países del mundo se repite la misma dinámica. Los cálculos de Oxfam y otros indican que en 2017:

• En Nigeria, los intereses que genera en un año la riqueza del hombre más rico del país serían suficientes para sacar de la pobreza extrema a dos millones de personas. A pesar de que Nigeria lleva casi una década con un crecimiento económico constante, la pobreza en el país ha aumentado durante este mismo periodo.

• En Indonesia, los cuatro hombres más ricos tienen tanta riqueza como los 100 millones de personas más pobres.

• Las tres personas más ricas de Estados Unidos tienen tanta riqueza como la mitad más pobre de la población del país (unos 160 millones de personas).

• En Brasil, una persona que gane el salario mínimo debería trabajar 19 años para ganar lo mismo que una persona del 0,1% más rico en un mes”.

Qué es lo que explica este tremendo despropósito, esta ignominia. En el informe Oxfam se apunta, como veremos, a las causas de superficie, pero no se va al fondo de la cuestión. En primer lugar, el informe parte de un supuesto que es criticable. La preocupación es por la desigualdad extrema, lo que oculta la preocupante idea de que la desigualdad no es problema;

“La justificación económica habitual sobre la desigualdad es que aporta los incentivos necesarios para la innovación y la inversión. Impera el discurso de que los súper ricos son el ejemplo palpable de los resultados del talento, el trabajo y la innovación, y que esto beneficia al conjunto de la población (…) No obstante, cada vez hay más estudios que demuestran que los actuales niveles de desigualdad extrema superan con mucho lo que podría justificarse por el talento, el esfuerzo y el riesgo de innovar. La mayor parte de la desigualdad extrema es debida a herencias, monopolios, o relaciones de nepotismo o de connivencia con los Gobiernos”. (pag 12).

La primera parte de esta cita apunta a justificar la teoría neoliberal del derrame. La riqueza depende del talento de los grandes empresarios, a los que hay que facilitarles su enriquecimiento, que luego se derramará en el conjunto de la población. Pero el problema es que los súper ricos no son ricos sólo por su talento, sino por otras razones, que son las que provocan, para Oxfam, la “desigualdad extrema”. Y aquí Oxfam nos señalan razones que merecen atención. La causa de la desigualdad extrema está en tres razones que explican el enriquecimiento desproporcionado de los milmillonarios: 1) Los monopolios, 2) El clientelismo y 3) Las herencias. Es cierto, estas son causas del mega enriquecimiento, pero no van fondo de la cuestión, no van a la esencia del problema. La esencia del problema está en el afán y voluntad irrenunciable de las élites del poder económico de maximizar las ganancias hasta el infinito. Este es el eje del mal. Esta es la principal razón, pero de la que no habla el informe, de la desigualdad y de la desigualdad extrema. Las tres causas que plantea el informe encuentran aquí su explicación.Y las tres, además, nos remiten a un Estado débil, con pocas o ninguna posibilidad de regular al ámbito privado, al mercado. De lo que tampoco habla el informe:

“Los monopolios perjudican a las economías al provocar que los consumidores tengan que pagar precios más elevados y al desincentivar la inversión y la innovación. Los monopolios pueden utilizar su poder en el mercado para eliminar o absorber a nuevos competidores y no necesitan invertir tanto como los competidores potenciales para encabezar el mercado. El poder del monopolio contribuye a la desigualdad extrema en el mundo. (…) El poder del monopolio se refuerza con el clientelismo, que es la capacidad que tienen las personas con mucho poder de manipular las políticas públicas a favor de sus intereses. Por ejemplo, acuerdos de privatización, entregas de recursos naturales a precios irrisorios o exenciones fiscales y vacíos legales en la fiscalidad, son estrategias que pueden beneficiar los intereses de las personas con buenos contactos y enriquecerlas a expensas de lo público. El índice de clientelismo de la revista The Economist demuestra cómo los sectores que son altamente dependientes de las políticas públicas generan una gran parte de la riqueza extrema del mundo, especialmente en países en desarrollo (…) Cuando la desigualdad de la riqueza es muy grande, las herencias pueden ser un factor decisivo sobre las oportunidades y la movilidad social. El economista Thomas Piketty es conocido por su teoría sobre cómo el mundo camina hacia una nueva era victoriana dominada por los herederos de grandes fortunas” (página 41).

Tanto los monopolios cuanto el clientelismo sólo pueden prosperar con Estados débiles para defender y pelear por los intereses del pueblo, esto es, Estados con poca competencia para resistir la presión de los lobbies corporativos y, por ende, con baja capacidad de regulación y control del mercado. Por eso, los monopolios y el clientelismo no sólo son posibles por la capacidad que tienen las personas con mucho poder de manipular las políticas públicas, sino, principalmente, por la continua tarea de las oligarquías para socavarlos, desgastarlos y erosionarlos de mil maneras. En estos informes nunca aparece un elemento clave para entender y buscar verdaderas soluciones al fenómeno político de la desigualdad, nos referimos al conflicto dominadores-dominados y, consecuentemente, a la lucha que está latente en dicha división. Fijémonos que si el conflicto y la lucha no aparecen, entonces, cómo será posible superar la situación de desigualdad. La solución de Oxfam se fundamenta en una serie de recomendaciones a los gobiernos y las empresas, sobre la base de proposiciones éticas sostenidas en un “deber ser”, en las que no aparece algo que es clave: el “cómo”.

A los gobiernos les recomienda lo siguiente para superar la desigualdad:

“Los Gobiernos y las instituciones internacionales deben reconocer el impacto que tiene el modelo económico neoliberal actual sobre las personas que viven en la pobreza en el mundo. Deben trabajar para desarrollar economías más humanas, que tengan como objetivo principal lograr una mayor igualdad. Las siguientes recomendaciones aportan algunas ideas sobre lo que los Gobiernos, las instituciones internacionales y las grandes empresas deberían hacer:

Establecer objetivos concretos, con plazos específicos y planes de acción para reducir la desigualdad. Los Gobiernos deben aspirar a que los ingresos conjuntos del 10% más rico de la población no superen los ingresos conjuntos del 40% más pobre. Los Gobiernos deben adoptar este objetivo como indicador revisado del objetivo 10 sobre desigualdad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

• Poner fin a la riqueza extrema. Para erradicar la pobreza extrema, debemos terminar también con la riqueza extrema. Esta época fastuosa está minando nuestro futuro. Los Gobiernos deben hacer uso de la regulación y las normas fiscales para reducir de manera drástica los niveles de extrema riqueza, y poner límite a la influencia que ejercen los individuos muy ricos y las grandes empresas sobre las decisiones políticas.

• Colaborar para lograr una revolución de datos sobre desigualdad. Todos los países deberían aspirar a producir datos anuales sobre la riqueza y los ingresos de todos sus habitantes, especialmente los correspondientes al 10% y al 1% más rico. Además de financiar más encuestas de hogares, deben publicarse otras fuentes de datos que arrojen luz sobre la concentración de ingresos y riqueza en lo más alto.

• Adoptar políticas para hacer frente a todas las formas de discriminación de género, promover normas sociales y comportamientos positivos hacia las mujeres y hacia el trabajo que desempeñan; y reequilibrar las dinámicas de poder en todos los niveles: en el hogar, a nivel local, nacional e internacional.

• Reconocer y proteger los derechos de la ciudadanía y de las organizaciones civiles a la libertad de expresión y de asociación. Derogar las leyes y acciones que restringen los espacios de la ciudadanía. Apoyar específicamente a las organizaciones que defiendan los derechos de las mujeres y de otros grupos marginados” (páginas 20-21).

Estas propuestas y recomendaciones de Oxfam, basadas en un “deber ser” voluntarista, suenan casi ridículas en un mundo en el que la cruda realidad se impone tan despiadadamente. Las oligarquías sedientas de ganancias y de poder están empeñadas en el control total de los Estados nacionales. Se trata de un doble control, material y cultural. Para ello cuentan con su enorme poder económico y político y, por ende, con la hegemonía de los medios de comunicación. De esta manera condicionan severamente a los Estados y debilitan la subjetividad de las poblaciones mediante el control de la información y la desinformación. Trabajan, así, erosionando el poder político de los Estados y el poder popular de las poblaciones. Y esta realidad conflictiva no se supera invocando el “deber ser”, sino en el marco de una lucha de poderes. Por un lado el poder de las oligarquías económico-financieras, que requieren imperiosamente Estado débiles para los pobres y fuertes para los ricos, Y, por el otro, el poder político de Estados realmente populares sostenidos por pueblos participativos y movilizados, lo que requiere la elevación de su nivel de alfabetización política. Y aquí está el factor clave, del que por supuesto no dicen una palabra los informes Oxfam. Sin pueblos activos y movilizados, capaces de incidir sobre y controlar a sus Estados, lo que requiere de su conciencia política, la lucha contra las oligarquías será imposible y, por ende, la superación de la desigualdad no será más que una quimera.

Los informes Oxfam denuncian la desigualdad, a la que perciben como muy negativa y desestabilizadora y se la atribuyen al accionar de las grandes empresas y los milmillonarios. Lo que es correcto. Pero, en cuanto a la solución del problema o a las formas de superación que proponen, podemos pensar que su ingenuidad política es alta o que responden a una intención manipuladora. En verdad su receta se alinea muy bien con el Foro de Davos, la reunión de los milmillonarios para estudiar, cada año, cuáles son los problemas que deben enfrentar para poder seguir maximizando sus ganancias y su poder, a costa de las grandes mayorías. En este sentido la superación de la desigualdad extrema no la piensan por el daño que le causa a los que la padecen, sino por el problema de desestabilización socio-política que implica y que pone en peligro sus negocios. En esta línea los informes Oxfam se ocupan de la desigualdad extrema, pero no por la desigualdad en sí misma, sino como problema para, aunque por supuesto no lo mencionen, la continuidad de los negocios de las élites. Esto queda claro cuando comprobamos que no van al fondo de la cuestión, que es el conflicto oligarquía-pueblo y que las recomendaciones no se sustancian en una verdadera lectura política del problema, sino en la formulación de recomendaciones meramente voluntaristas –en las cuales prescinden de hablar sobre “cómo” hacerlo- a los gobiernos y las empresas. En este sentido, más que de una propuesta ingenua, se trata de un discurso manipulador que, mediante recomendaciones moralizantes, les pide a los gobiernos y empresas que adopten determinadas conductas orientadas a mejorar la situación de los pobres y los trabajadores. Es más que claro que las corporaciones y los gobiernos condicionados por ellas, son absolutamente impermeables a cualquier tipo de recomendaciones que vayan en contra de sus intereses. Los sectores dominantes no se suicidan.

José Luis Lens

Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Actualmente, Profesor Titular de la Cátedra de Educación Popular en la FCH-UNCPBA y Profesor Adjunto de Ciencias Políticas en la UBA-CBC.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *