Neoliberalismo

Ficción y realidad revolcadas en un merengue

Ficción y realidad revolcadas en un merengue

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Estamos asistiendo al naufragio del espíritu crítico en las aguas donde se entremezclan la ficción y la realidad.

Sabemos que el espíritu crítico está íntimamente ligado a la capacidad para lograr un abordaje filosófico de la realidad y la vida. Esto implica, en primer lugar, un marco de valores claro de anclaje humanitarista[1]:

  • El amor la verdad, en todas sus expresiones, por sobre toda otra consideración.
  • Frente a la evidencia incontrastable de la división dominadores-dominados, la opción ético-política por los dominados.

Centrados en este marco de valores podremos acceder a un conjunto de recursos y herramientas que nos permitirán realizar una lectura crítica de la realidad y, sobre todo, de los fenómenos políticos, que en la actualidad ha cobrado una importancia crucial. Sin un abordaje realmente crítico nos será imposible distinguir la ficción de la realidad, con lo cual quedaremos atrapados en una red de múltiples manipulaciones, con enormes costos para la construcción de nuestro destino personal y como parte de un pueblo y la comunidad mundial.

El amor a la verdad como búsqueda, pero no como posesión, es un valor esencial de la filosofía[2]. Y como tal es un motor fundamental del espíritu crítico. Cuando leemos, escuchamos y vemos lo que nos trasmiten los medios de comunicación, si verdaderamente hacemos culto de este amor, debemos “verificar” exhaustivamente si lo que nos comunican es verdad. Sin embargo, la actitud predominante hoy en día es “comprar” sin “verificar”, lo que es fatal porque da lugar y habilita a las “fake news” (noticias falsas). Es imprescindible no aceptar ninguna información, dato o noticia, sin verificar su autenticidad. Este debe ser un principio del análisis crítico de la realidad.

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El otro valor, también fundamental, es la opción ético-política por los dominados. De aquí se desprenden un conjunto de conocimientos que, bien reflexionados, comprendidos y asimilados, son muy útiles para el análisis crítico. Son varios los conocimientos[3], pero aquí, a modo de ejemplo, vamos a destacar el siguiente:

“La constatación histórico-experiencial de que, debido a su ADN, los sectores dominantes no abandonan nunca sus ansias de dominio y, desde lo político, necesitan legitimarse continuamente respecto de las poblaciones, para lo cual deben manipularlas a los efectos de obtener su adhesión y consenso. Esto es lo que nos muestra la historia y la experiencia, que los sectores dominantes, para lograr aplicar eficazmente su dominio a todo el pueblo, necesitan presentar sus valores e intereses como los de todo el conjunto de la población”. (Lens, José Luis, 2018: 91)

Es importante, a los efectos de una buena comprensión de este hecho, contrastar esta idea con una buena lectura del mundo, que nos permita comprobar cómo se produce este fenómeno, que es ocultado de mil formas por el sistema dominante. La evidencia de la dominación cultural ejercida en el mundo y, en especial, en nuestra región, es una prueba de ello. El lawfare (guerra judicial), las fake news (noticias falsas) y la Big Data algorítmica (el control inteligente y manipulativo de los datos dejados en las redes sociales por sus usuarios), son pruebas fehacientes de esta evidencia.

La manipulación de las poblaciones no tiene límites éticos para los sectores dominantes, que son capaces de cualquier bajeza en aras de conseguir, mantenerse y acrecentar su poder. Maquiavelo las denominaba razones de Estado, en realidad, razones del poder. Todo aquello que amenace de alguna forma su poder se convierte en un blanco que debe ser destruido de cualquier forma. Pongamos un ejemplo para entender bien este punto. Es claro el accionar de Washington, que antaño promovía y financiaba golpes de Estado cívico-militares y hoy ha inventado la “guerra judicial” (Lawfare) en el marco de la hipótesis, también inventada ad hoc, de la corrupción política[4], para remover y hostigar a los líderes nacionales y populares de la región. Acá es bueno ponernos en autos respecto de lo que está ocurriendo hoy en la región con la manipulación de la justicia que están realizando las élites de poder. Nadie puede ignorar la persecución política que la derecha neoliberal está llevando a cabo en América latina. Las destituciones, mediante golpes de Estado mediático-judiciales, a Zelaya en Honduras (2009), Lugo en Paraguay (2012), Dilma en Brasil (2016) y las persecuciones políticas a Cristina Kirchner y sus funcionarios y a Lula en Brasil, son ejemplos evidentes de esta nueva estrategia antidemocrática de la derecha conservadora neoliberal en nuestra región, promovida por la geopolítica de los Estados Unidos, cuyos intereses de dominio siguen estando plenamente vigentes.

Este accionar se complementa con el de los medios de comunicación hegemónicos y sus periodistas cipayos, que ocultan de distintas formas esta realidad para las poblaciones.

Frente a estos discursos manipuladores es interesante aplicar un conjunto de recursos críticos propios del análisis filosófico:

La verificación, ya señalada arriba, de la verdad de las informaciones y datos.

Las redes están llenas de noticias falsas (fake news) que, en épocas de elecciones, ayudan a que personajes nefastos como Mauricio Macri y Jair Bolsonaro se conviertan en presidentes. Los discursos y relatos de los políticos del establishment neoliberal están llenos de datos falsos que nadie se preocupa de verificar, ya que es más fácil y económico incorporarlos y repetirlos como loros en cuanta ocasión se nos presente. No compremos los relatos del oprobioso marketing político. Aprendamos a verificar los datos. Ya hay páginas web que se dedican a chequear el nivel de verdad o falsedad de los datos enunciados por quienes nos gobiernan y sus periodistas esbirros. Tengamos siempre en claro que las oligarquías en el poder político se ven obligadas a mentir todo el tiempo, porque deben convencer a la gente de que estar jodidos está bien y es normal. Este es el supuesto que debemos poner en juego siempre. Tenemos que saber que nos van a mentir, que van a tergiversar la verdad todo el tiempo, porque les va la vida en ello. Las clases dominantes no se suicidan. Entonces, no nos dejemos engañar por el gobierno macrista, que siempre recurre y deberá recurrir a la mentira y la falsificación de los datos. Desconfiemos “siempre” de “todo” lo que dicen y hacen, todo es calculado, todo es especulación para engañar y perdurar, aprovechándose de la pasividad y quietud de las poblaciones, que anestesian diariamente con los medios de comunicación que monopolizan.

El silenciamiento de informaciones y datos necesarios.

Aquí es clave poner la lupa en lo que realmente informan los medios. Si lo hacemos bien, nos vamos a asustar de todo lo que no nos informan, de todo lo que silencian, de todo lo que ocultan. Es realmente notable, increíble.

La sobre información y la información tendenciosa.

La sobre información es la contracara complementaria del silenciamiento. Esta sobre información es completamente tendenciosa. Esta información está relacionada con los opositores del modelo neoliberal y los gobiernos que lo encarnan. Sobre todo está dirigida a erosionar, debilitar, denostar y destruir a las figuras políticas de los sectores claramente críticos del neoliberalismo. Especialmente aquellas figuras de los gobiernos pasados nacionales y populares y que tienen ascendencia en la población. El objetivo es claro y simple de entender en el marco de la lógica de las oligarquías: estas figuras y líderes no deben volver, de ninguna manera, al poder político. Para ello hay que hacer lo que sea necesario para impedirles volver.

El otro objetivo de la información tendenciosa es “tapar” u “ocultar” el desastre socio-económico que causan las políticas de “ajuste”.

Consumir estos medios de comunicación sin un alerta crítico puede ser fatal. Por eso, aquí es fundamental buscar otras fuentes de información, aunque la tarea no sea fácil y nos obligue a invertir bastante energía y tiempo. Seamos responsables, no lo dudemos, la patria nos necesita.

La desocultación de los supuestos.

Esta es una tarea más sutil que las anteriores. La principal razón de las ocultaciones está en la calculada pretensión de presentar y vender los relatos, los discursos y las propuestas como si no tuvieran ningún componente ideológico. Deben aparecer como apolíticas, como condición imprescindible para acusar a todo discurso opositor de ideológico. Esto es necesario en el marco de las estrategias despolitizadoras típicas de la derecha neoliberal. En su discurso de asunción como Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro señaló, con una oculta e inaudita carga ideológica, que iba a combatir la “ideología de género”. Cómo puede Bolsonaro hacernos creer que lo suyo es a-ideológico, cuando ataca a los sectores populares y a los sindicatos, cuando disminuye y ajusta severamente las políticas sociales, mientras en Wall Street se rompen las manos aplaudiéndolo. Tenemos que sacar a la luz todos estos supuestos.

En la lectura ingenua de los hechos, fenómenos y discursos es imposible distinguir la ficción de la realidad. Tanto es así que en las operaciones mediático-judiciales, basadas en mentiras, extorsiones y fraudes, montadas para erosionar y destruir la imagen de los funcionarios indeseables para el sistema no importan los resultados finales, esto es, la culpabilidad o inocencia, sino la instalación mediática de las acusaciones. Frente a una población acrítica y apolítica no es necesario demostrar judicialmente culpabilidades, sino que basta con la difusión mediática de las acusaciones. Aquí la ficción y la realidad se entremezclan sin diferenciarse, como dice el tango: “revolcaos en un merengue y un mismo lodo todos manoseados”. Fijémonos cómo el vendepatria Jorge Lanata, aprovechándose de esta lamentable situación, ahora se está dedicando a producir ficciones a partir de sus viles operaciones mediático judiciales. Aunque es claro que lo suyo siempre fueron ficciones, ya que nunca incursionó en el periodismo serio y responsable, sino que ofició y oficia de personero de la Secretaría de Estado de Norteamérica.

El inteligente manipulador de la opinión pública Lanata y sus productores razonaron así: Si la población no verifica la verdad o falsedad de la noticias, sino que siempre termina comprándolas, aunque al final las acusaciones nunca se comprueben o se reconozca que son falsas, por qué nos vamos a exponer a la crítica de los opositores al gobierno realizando operaciones periodísticas, ¿no es mejor presentarlas como “ficciones”, ya que sabemos que la población no distingue entre ficción y realidad? Y, de esta forma, nadie podrá criticarnos mientras el público se empacha y le lavamos la cabeza con los relatos. Este es el objetivo de la serie “Codicia” que va a lanzar en Netflix este año de 2019, en la que ataca y erosiona burdamente la figura de Cristina Fernández, justamente en el momento de las elecciones.

El advenimiento de las posverdades y las fake news (noticias falsas) nos llevó a una situación en la que las diferencias entre la ficción y la realidad cada vez son más imperceptibles. Ya no hacen falta pruebas para acusar y condenar a las personas. Da lo mismo que sean cuadernos o fotocopias, que el arrepentido buchón sea un delincuente o un asesino. Basta que jueces, como Sergio Moro, tengan la convicción de que el acusado es culpable para condenarlo, porque las pruebas ya no importan. Los medios hegemónicos corporativizados condenan y los jueces obedecen. En la última conferencia antes de su detención, Lula dijo:

“Ustedes no pueden condenar a la persona por la prensa para después juzgarla. Recordarán que cuando fui a declarar a Curitiba, le dije al juez Moro: ‘Usted no está en condiciones de absolverme porque O Globo está exigiendo que me condene, y usted me condenará’”[5]

La respuesta del Juez Moro a Lula fue clara: “Yo no tengo pruebas, sino la firme convicción de que usted es culpable”.

En épocas de Lawfare no hacen falta pruebas, sino medios de comunicación monopólicos, buchones arrepentidos, testigos falsos, poder y capacidad para extorsionar, jueces corruptibles y una población ingenua y despolitizada que compre la estafa.

Con estos elementos se pueden crear todo tipo de ficciones que las poblaciones comprarán como si fueran realidades. Sin capacidad para distinguir la ficción de la realidad, no sólo se degrada la opinión y el voto de la ciudadanía, sino que la democracia queda convertida en una farsa siniestra.

  1. No decimos “humanista”, porque de la humanidad se puede esperar el bien, pero también el mal. Los seres humanos hemos cometido en el curso de la historia las peores atrocidades que podamos imaginar. Acaso, ¿no fueron seres humanos los que lanzaron bombas atómicas sobre poblaciones civiles indefensas?, ¿no son seres humanos los que promueven e implementan la filosofía económico-política neoliberal que hambrea y empobrece a los pueblos? Por eso razón, utilizamos el concepto de “humanitarismo”, cuyo significado revela aquellas acciones altruistas, esto es, que tienen por objetivo el bienestar y mejoramiento del conjunto general de las poblaciones.
  2. Aristóteles decía; “Yo soy amigo de Platón, pero más amigo de la verdad”. Subscribimos esta idea.
  3. Ver en: Lens; José Luis (2018) Nosotros somos los que estábamos esperando. Buenos Aires: Vi-DA TEC Editores, “La evidencia de la división dominadores-dominados, como clave de la lectura crítica del fenómeno político”, págs. 90-91.
  4. Es realmente indignante que los más grandes mafiosos, corruptos estructurales y entreguistas, como Mauricio Macri, se autoproclamen, con un enorme cinismo, garantes de la “transparencia”. Es increíble la hipocresía de esta gente.
  5. Jinkings, Ivana (compiladora) Lula. La verdad vencerá. Buenos Aires: Clacso. Página 12. Boitempo. Octubre. Umet. Página 243.

José Luis Lens

Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Actualmente, Profesor Titular de la Cátedra de Educación Popular en la FCH-UNCPBA y Profesor Adjunto de Ciencias Políticas en la UBA-CBC.

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