Neoliberalismo

El error de absolutizar los conceptos de orden y gobernabilidad

El error de absolutizar los conceptos de orden y gobernabilidad

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Los conceptos de “orden” y “gobernabilidad” no son absolutos. No obstante, la opinión pública creada y formateada por los medios hegemónicos y el periodismo mercenario que los promueve los entiende como absolutos. Lo que revela su ignorancia política. En verdad, estos dos importantes conceptos no tienen un significado unívoco, sino que lo adquieren en el contexto político donde son pensados y utilizados. Por eso decimos que no son absolutos.

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El orden y la gobernabilidad, para los gobiernos de la derecha neoliberal implican y se expresan como manipulación, disciplinamiento y represión. ¿Por qué? Porque se trata del orden y la gobernabilidad de los dominadores y opresores. Esto no es difícil de comprender, porque, ¿cómo lograr el orden y la gobernabilidad en un sistema político que promueve la distribución regresiva de la riqueza y, por ende, la desigualdad y la injusticia social? Sólo es posible lograrlo manipulando y disciplinando a los pueblos. Y cuando la manipulación mediante los relatos del embuste permanente motorizado por los medios hegemónicos no tiene efecto o deja de tenerlo y el disciplinamiento de la extorsión no funciona, entonces le toca a la represión.

Sobran los ejemplos para fundamentar esto que señalamos. El caso argentino, nuestra lamentable situación, es reveladora al respecto. ¿Cómo llevar adelante un “ajuste” fiscal, social y económico[1], como el que, bajo el comando del FMI, se propone Mauricio Macri, sin manipular, disciplinar, extorsionar y reprimir? Sencillamente, es imposible. Por eso, los legisladores y gobernadores que le otorgan consenso al orden impuesto por el gobierno de Cambiemos y se llenan la boca diciendo que “hay que darle gobernabilidad a la administración de Cambiemos”, están, sin duda, traicionando a su pueblo, a sus mandantes. Habría que recordarles que ambos conceptos. “orden” y “gobernabilidad” son relativos e instrumentales, ya que dependen de los objetivos con que se los piense y utilice. Pero claro, los legisladores, políticos y gobernadores que traicionan a sus representados lo pueden hacer porque en el imaginario de estos últimos está “naturalizada” la idea de que, tanto “orden”, como “gobernabilidad”, son conceptos unívocos, tienen un significado absoluto. Esto queda patentizado cuando escuchamos todo el tiempo y de diferentes bocas esta frase: “yo quiero que al gobierno le vaya bien”[2]. Si a un gobierno como el de Cambiemos le va bien, es que al pueblo le está yendo muy mal.

Es necesario que quede claro que no estamos impugnando los conceptos de “orden” y “gobernabilidad”, por el contrario, los consideramos valiosos porque apuntan a la armonía y paz sociales. Pero, su valor, como vamos a mostrar, depende de cómo se los piense, utilice y ponga en juego en la arena política. Su significado es muy distinto cuando se trata de gobiernos nacionales y populares. ¿Qué pasa cuando el gobierno tiene vocación de utilizar el Estado a favor de los valores e intereses del campo popular?, ¿cómo obtiene el orden y la gobernabilidad una administración de este signo político? A la inversa de cómo lo hacen los gobiernos de signo conservador de la derecha neoliberal. Los gobiernos de sesgo nacional y popular lo logran promoviendo la igualdad, la justicia social y luchando contra la presión y condicionamientos que les imponen los poderes fácticos de afuera y de adentro.

En el caso de los gobiernos de la derecha neoliberal el conflicto, que es la esencia del juego político y, por eso, siempre está presente o latente, se supera oprimiendo. Contrariamente, en el caso de los gobiernos de sesgo nacional y popular, se supera garantizando el bienestar de las mayorías, otorgándoles derechos, promoviendo la igualdad y sustanciando la justicia social, en una palabra, liberando.

Fijémonos qué distintos significados adquieren estos conceptos y qué cuidado debemos tener cuando los invocamos en el terreno político. Está claro que la naturalización de un significado unívoco por parte del imaginario ciudadano es lo que permite que legisladores, funcionarios, políticos y gobernadores oculten su traición al mandato popular señalando que es necesario darle gobernabilidad a una administración tan anti pueblo y entreguista como la de Mauricio Macri.

Finalmente, una de las conclusiones importantes de esta reflexión es que la ciudadanía absolutiza los conceptos de “orden” y “gobernabilidad” por una razón que no se puede soslayar: su bajo nivel de alfabetización política.

  1. En realidad deberíamos denominarlo “saqueo”, no ajuste. El gobierno de Mauricio Macri está produciendo un saqueo del país nunca antes visto en la historia argentina. Cuando analicemos a este nefasto gobierno en retrospectiva, nos vamos a asustar.
  2. En realidad, lo que debemos decir es: “yo quiero que el gobierno haga las cosas bien”. Y hacer las cosas bien es usar el Estado para garantizar el bien común y el bienestar general. Está claro, que no es así como lo está utilizando Cambiemos.

José Luis Lens

Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Actualmente, Profesor Titular de la Cátedra de Educación Popular en la FCH-UNCPBA y Profesor Adjunto de Ciencias Políticas en la UBA-CBC.

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