Democracia liberal

Debemos dejar de fetichizar a la democracia liberal

Debemos dejar de fetichizar a la democracia liberal

Resultado de imagen para totem dibujoLa fetichización de la democracia liberal no sólo está instalada en el imaginario de la población, sino que es compartida por la clase política. Y, como veremos a continuación, es un gran obstáculo para luchar con éxito contra la derecha neoliberal encarnada en el contubernio Cambiemos-Grupo Clarín.

La situación es de suma gravedad, porque el gobierno de Cambiemos está llevando a la Argentina a un abismo. ¿Por qué lo decimos? Porque estamos viendo con gran angustia como se destruye todo nuestro alrededor y de forma acelerada. Es todo un combo de calamidades al que se agrega una nueva cada día. Empresas y comercios que cierran todos los días, familias a la deriva porque sus jefes son despedidos de los trabajos, cientos de miles de jubilados y pensionados en una situación desesperante, devaluación constante de la moneda, inflación imparable, salarios que se pulverizan, aumentos obscenos de las tarifas y los servicios públicos, una deuda externa que representaba el 30% del PBI en 2015 y hoy, en dos años y medio, ya es del 80% del PBI. Sigue la lista, el 50 % de los niños argentinos es pobre, 1 de cada 3 se alimenta en comedores populares. En poco tiempo más del 50 % de nuestra población será pobre. Y el broche de oro de este verdadero desastre: Cambiemos entregó el gobierno de la Argentina al FMI, que exprimirá a los sectores populares como una naranja. Y una sola y obsesiva idea en el gobierno: ajustar, ajustar, ajustar!! Ni por asomo escuchamos hablar de expansión económica, que es lo que necesitamos en este momento. Toda la solución está en reducir el mal llamado gasto social. Lo que genera una mayor contracción de la economía. Esto nos lleva a un círculo vicioso exterminador. Y esto es sólo una foto, porque la película, que es de terror, es lo que se viene si no le ponemos un freno a este gobierno. Y aquí está el problema.

Falta un año y medio para que se renueve el gobierno en las urnas y la destrucción sigue acelerándose cada vez más. Y no sólo se destruye la economía del país, sino que, lo que es mucho peor, se destruyen personas. Cada día que pasa más niños pobres, más niños en comedores populares, más jubilados que no pueden comer ni comprar remedios[1], más pymes y comercios que cierran, más gente desocupada, más personas en situación de calle, en una palabra, más seres humanos jodidos. La pregunta que no nos deja dormir es: ¿No es un genocidio permitir que esto se siga prolongando? ¿No es un escándalo estar pensando en las elecciones cuando en nuestra patria está ocurriendo esta masacre social? No hay duda de que es indignante y escandaloso, aunque aparezcan una multitud de análisis justificatorios que explican que la oposición está fragmentada, que cada uno cuida su quintita, que todos tienen miedo de meter la pata con las elecciones cada vez más cerca. Lo mejor es prepararse para las elecciones del año que viene, porque no falta tanto. Más allá de todos estos análisis que explican intentando justificar lo que está haciendo “toda” la oposición, esto es una canallada. Particularmente, no puedo dejar de pensar en lo que hace unos meses dijo el jurista Eugenio Zaffaroni, refiriéndose a este gobierno: “Cuanto antes se vayan, menos daño van a hacer”. Y aquí está el meollo de toda esta problemática. De pronto apareció el fetiche de la democracia liberal y Zaffaroni fue acusado, desde todos los rincones, reaccionarios y hasta progresistas, de anti democrático, de golpista y no se sabe de cuantas cosas más. La fetichización de la democracia liberal es tan fuerte, que se valoran más los aspectos institucionales formales que los sociales y humanos. ¿Cómo se nos puede ocurrir abortar un período electoral? La democracia es intocable. Los gobiernos deben concluir su mandato caiga quien caiga y se muera quien se muera. La democracia es sagrada.

Hay aquí un gravísimo problema que nos debe hacer reflexionar. Primer punto. Un gobierno puede concluir su mandato de muchas formas. Una de ellas es el “juicio político” al presidente y a todo su gabinete. Y existen innumerables razones para iniciarle un “juicio político” a este gobierno que se cansó de hacer todo tipo de negocios con el Estado y los sigue haciendo, frente a una población resignada y toda una oposición complaciente. Tengamos claro que el juicio político al presidente y sus ministros está previsto en el artículo 53. de nuestra Constitución Nacional. Por lo tanto, no es golpista, ni destituyente quien lo invoque con justa razón y pruebas que lo ameriten.

Segundo punto. Todos los integrantes del Cambiemos hacen gala de un discurso legitimador que debe ser refutado. Se llenan la boca repitiendo todo el tiempo que el pueblo los votó, que fueron elegidos democráticamente y bla, bla, bla. Pero Mauricio Macri llegó al poder político mediante una campaña estafadora en todo el sentido de la palabra, que se enmarca en una situación antidemocrática. Es cierto que fue elegido mediante elecciones de una democracia formal, pero la situación en el marco de la que fue elegido para nada puede señalarse como democrática. ¿Por qué? Hay tres razones de peso:

    1. Su campaña política estuvo blindada por los medios de comunicación hegemónicos, que demonizaron todo el tiempo al oficialismo, promoviendo todo tipo de operaciones mediático-jurídicas falsas contra sus principales figuras. Por ejemplo, la operación que le armaron a Anibal Fernández, con la cual le arruinaron su campaña electoral a gobernador de la provincia de Buenos Aires. Con pruebas y testigos falsos, periodistas mercenarios y políticos corruptos.
    2. Mauricio Macri basó su campaña en un conjunto de promesas absolutamente falsas. En forma escandalosa no cumplió con nada de todo lo que prometió. Estafó al electorado. Si en la Constitución Nacional existiera la revocatoria de mandato, ya hace rato que podríamos habérsela pedido.
    3. Hace unas semanas estalló un escándalo mayúsculo, cuando un periodista, realmente independiente del portal El destapeweb, Juan Amorín, descubrió una maniobra de lavado de dinero basada en aportantes falsos. La campaña de Mauricio Macri fue financiada con dinero lavado, que no se sabe todavía de dónde provino. Además, en la maniobra hubo usurpación de identidades, falsificación de documentos públicos, etc.

Como puede observarse ni siquiera podemos atribuirle a su gobierno, como lo hacen muchos periodistas adictos o indolentes, legitimidad de origen. Es antidemocrático de origen y de función, porque llegó al poder estafando la buena fe de la población, no respeta las leyes, se maneja a decretazos, extorsiona a jueces y gobernadores y reprime al pueblo.

Ante esta situación, mientras esta caterva de corruptos e incompetentes que nos gobierna destruye, con acelerada premura, al país y su gente mediante un saqueo al que denominan “ajuste”, políticos de la oposición, prácticamente todos, reafirman irresponsablemente que Cambiemos debe terminar su mandato. También se alzan voces del periodismo crítico, que dicen lo mismo: Macri debe cumplir con el ciclo democrático. Para toda esta gente el respeto a la institucionalidad formal es más importante que el deterioro y destrucción de la vida de millones de personas mediante el saqueo inmoral de un gobierno vendepatria. Por eso, antes de que el ajuste-saqueo, que se acelera cada día más, nos lleve a una situación irreversible, plebiscitemos el juicio político a Mauricio Macri y a todo su gabinete de ministros.

  1. Lo que este gobierno está haciendo con los jubilados es un verdadero genocidio.

 

José Luis Lens

Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación. Actualmente, Profesor Titular de la Cátedra de Educación Popular en la FCH-UNCPBA y Profesor Adjunto de Ciencias Políticas en la UBA-CBC.

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